lunes, 19 de enero de 2015

¿Quiénes eran los saduceos y los fariseos?

La Biblia se refiere con frecuencia a los saduceos y fariseos, especialmente en el Nuevo Testamento, porque Jesús entraba en constante conflicto con ellos. Los saduceos y los fariseos componían la clase gobernante del Israel espiritual. Hay muchas similitudes entre los dos grupos, pero también grandes diferencias entre ellos.
Los saduceos – Durante el tiempo de Cristo y la era del Nuevo Testamento, los saduceos constituían la aristocracia. Tendían a ser ricos y mantenían posiciones de poder, incluyendo la de los jefes sacerdotales y el sumo sacerdote, y ocupaban la mayoría de los 70 puestos  del concilio gobernante llamado el Sanedrín. Trabajaban duramente para mantener la paz, mediante la aceptación de las decisiones de Roma (Israel en este tiempo estaba bajo el dominio de Roma), de hecho, ellos parecían estar más ocupados con la política que con la religión. Por estar amoldados a Roma, y ser la clase rica privilegiada, ellos no se relacionaban bien con el hombre común, como tampoco el hombre común tenía una alta opinión de ellos. El hombre común se relacionaba mejor con los que pertenecían al partido de los fariseos. Aunque los saduceos ocupaban la mayoría de los puestos en el Sanedrín, la historia indica que muchas veces, tenían que estar de acuerdo con las ideas de la minoría farisea, porque los fariseos eran populares entre las masas. 


Religiosamente, los saduceos eran más liberales que los fariseos en un área tan importante como la doctrina. Los fariseos concedieron a la ley oral la misma autoridad que a la Palabra de Dios escrita, mientras que los saduceos consideraban que solo la Palabra escrita era de Dios. Los saduceos trabajaron arduamente para preservar la autoridad de la Palabra de Dios escrita, especialmente los Libros de Moisés (Génesis a Deuteronomio). Mientras que ellos podrían ser elogiados por esto, no eran definitivamente perfectos en cuanto a su punto de vista doctrinal. La siguiente es una breve lista de las creencias que ellos adoptaban y que contradecían la Escritura:

1.- Eran extremadamente auto-suficientes, al extremo de negar la intervención de Dios en los asuntos de la vida diaria.
2.- Negaban cualquier resurrección de los muertos (Mateo 22:23; Marcos 12:18-27; Hechos 23:8).
3.- Negaban cualquier vida después de la muerte, sosteniendo que el alma perece con la muerte. Por lo tanto, creían que no había ningún castigo o recompensa después de la vida en la tierra.
4.- Negaban la existencia del mundo espiritual, por ejemplo, ángeles y demonios (Hechos 23:8). 


Por estar los saduceos más preocupados por la política que por la religión, no se ocuparon de Jesús hasta que se volvieron temerosos de que Él pudiera atraer, la no deseada, atención de Roma. Fue en ese momento, cuando los saduceos y fariseos se unieron y conspiraron para llevar a Cristo a la muerte (Juan 11:48-50; Marcos 14:53; Marcos 15:1). Otras menciones de los saduceos se encuentran en Hechos 4:1, Hechos 5:17, y en su implicación en la muerte de Jacobo, hermano de Juan, según el historiador Josefo (Hechos 12:1-2).

Los saduceos dejaron de existir en el año 70 d.C. Dado
 que este partido existía por sus lazos políticos y sacerdotales, cuando Roma destruyó Jerusalén y el Templo en el 70 después de Cristo, los saduceos fueron también destruidos. 


Los fariseos – En contraste con los saduceos, los fariseos eran en su mayoría, hombres de negocios de la clase media, y por lo tanto, estaban en contacto con el hombre común. Eran tenidos en más alta estima que los saduceos por el hombre común, y, aunque eran minoría en el Sanedrín y mantenían un número minoritario de posiciones como sacerdotes, parecían controlar todas las decisiones, haciendo del Sanedrín algo más importante de lo que lo hicieron los saduceos, nuevamente debido a que tenían el apoyo de la gente. 


Religiosamente, aceptaban la Palabra escrita como inspirada por Dios. Y en el tiempo del ministerio terrenal de Jesucristo, aceptaron lo que es ahora nuestro Antiguo Testamento. Es decir, también le concedían igual autoridad a la tradición oral, e intentaban defender su postura diciendo que ésta se remontaba hasta Moisés, aunque esto era fundamentalmente, legalismo. Creían que estas tradiciones del A.T., desarrolladas a través de los siglos, se añadían a la Palabra de Dios, lo cual está totalmente acotado (Deuteronomio 4:2; Apocalipsis 22:18-19), y buscaban obedecer estrictamente, estas tradiciones del N.Tto. junto con las del Antiguo. Los Evangelios abundan de ejemplos de los fariseos, tratando estas tradiciones de igual manera que la Palabra de Dios (Mateo 9:14; 15:1-9; 23:5; 23:16, 23; Marcos 7:1-23; Lucas 11:42). Sin embargo, ellos permanecieron fieles a La Palabra de Dios con referencia a otras doctrinas importantes. En contraste con los saduceos, ellos sostenían lo siguiente:

1.- Creían que Dios controlaba todas las cosas, y también las decisiones hechas por individuos, que contribuían al curso de la vida cristiana de una persona.
2.- Creían en la resurrección de los muertos (Hechos 23:6).
3.- Creían en una vida después de la vida, con la correspondiente recompensa y castigo sobre una base individual.
4.- Creían en la existencia de ángeles y demonios (Hechos 23:8).

Aunque los fariseos eran rivales de los saduceos, se las ingeniaron para dejar a un lado sus diferencias en una ocasión – el juicio de Cristo. Fue en este momento en el tiempo, cuando los saduceos y fariseos se unieron para llevar a Cristo a la muerte (Marcos 14:53; 15:1; Juan 11:48-50).
Mientras que los saduceos dejaron de existir después de la destrucción de Jerusalén y del Templo, debido a su naturaleza altamente política, los fariseos, quienes estaban más preocupados con el estado religioso de Israel, continuaron existiendo mucho después de la destrucción de Jerusalén. De hecho, los fariseos estuvieron en contra de la rebelión que trajo la destrucción sobre Jerusalén en el 70 d.C., y después de esto, fueron los primeros en hacer las paces con los romanos. Los fariseos también fueron responsables de la compilación de La Mishna, un importante documento de referencia a la continuación del judaísmo más allá de la destrucción de su lugar central de adoración, el Templo.

Tanto los fariseos como los saduceos se hicieron acreedores a numerosas reprimendas de Jesús. Tal vez la mejor lección que podemos aprender de los fariseos y los saduceos, es el no ser como ellos. A diferencia de los saduceos, debemos creer todo lo que dice la Biblia, incluyendo lo milagroso y la vida después de la vida. Y a diferencia de los fariseos, no debemos tratar las tradiciones como si tuvieran una autoridad igual a la de la Escritura, y tampoco debemos permitir que nuestra relación con Dios sea reducida simplemente, a una lista legalista de reglas y rituales.



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