lunes, 5 de enero de 2015

No estoy llorando…

Todos sabemos que la risa es la mejor de las terapias, pero no se suele decir que llorar también es bueno y saludable. Al llanto se le asigna generalmente, una connotación negativa por parte de la sociedad, a pesar de que es algo tan natural como la risa e igual de necesario.
Desde que somos pequeños, se nos enseña a los hombres que llorar es una muestra de “debilidad”, y más aún cuando asumimos un liderazgo, ya sea en el trabajo, en el hogar o en otras facetas. Pretendemos dar una apariencia de fortaleza frente a los demás, pero no nos damos cuenta que la apariencia solo nos ahoga por dentro.
Por esto tal vez te sorprenda este consejo, ¡ánimo en llorar!
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” Mateo 5:4
Dios conoce exactamente lo que sientes, por lo que no es necesario que finjas dando la imagen de que nada sucede. Recuerda que son bendecidos los que lloran porque recibirán consuelo, así que, ponte de rodillas y habla con Dios porque delante de Él no tienes nada que ocultar.
Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu. Salmos 34:17-18
La Biblia dice que Dios está cerca de los quebrantados, de los que lloran, de aquellos que tienen dolor, por lo tanto, no dudes más y ¡clama! Solo Él puede librarte de todas tus angustias.
Recuerda que el estrés, la tristeza, el dolor psíquico y físico, o la alegría, los nervios, la angustia, la emoción, todos son sentimientos que podemos traducir en lágrimas. Cuando lo hacemos nos sentimos mucho mejor, pero si ahogamos el llanto solo logramos aumentar la presión y el desequilibrio interior.
Además, no olvides que llorar es una buena terapia para la salud, nos hace liberar adrenalina, una hormona que segregamos en situaciones de estrés, y noradrenalina, que actúa como neurotransmisor y tiene un efecto contrario al de la adrenalina. Cuando lloramos, eliminamos estas hormonas, lo que produce una sensación de desahogo y tranquilidad. Un ejemplo de esto es que después de llorar, tanto niños como mayores se quedan dormidos.
Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir. Apocalipsis 21:4
En el cielo es donde ya no habrá más llanto. Puedes darte permiso para llorar.

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