viernes, 9 de enero de 2015

Los escalones que sean necesarios para llegar

La vida se compone de momentos buenos y malos, siendo imposible mantenerse solo en unos. La mayoría quisiéramos que siempre fueran buenos, pero siendo realistas, no existe una vida sin dificultades, como tampoco una sin cosas buenas, afortunadamente.

escalonesPodemos ver la vida como una escalera en la que los escalones se construyen diariamente. A cada logro es uno que subes, y por cada prueba otro que construyes; todos los procesos de la vida son buenos, solo que no todas las cosas que nos pasan se disfrutan desde el principio, es decir, cada situación tiene algo que nos hace bien, pero a veces llegan de forma agradable y clara, y otras digamos que de una manera engorrosa, que hay que descubrir poco a poco y en las que el proceso fértil a veces tarda y llega a ser difícil.

Cuando nos toca estar en la cima de un logro, o sea, pisando seguros sobre el escalón, todo nos va muy bien, parece que la vida nos sonríe, que todo tiene sentido y encaja a la perfección. Pero llega el momento de subir un poco más y todo se ve complicado y difícil, como si de repente nos viniera una racha en la que nada es comprensible, en la que buscas salidas y no las hay, y piensas a dónde se han ido las cosas buenas y qué es lo que está sucediendo; pues bien, la respuesta es que quedaron en el escalón de abajo mientras sigues construyendo lo que te lleva más alto.
Puede ser que hoy, sin saber cómo, te encuentres en un lugar donde las cosas buenas quedaron atrás y solo ves que debes afrontar dificultades y situaciones que no comprendes. Te asusta la idea de pensar que pudiste haber hecho algo mal, causante de que te esté yendo de esta manera, buscas y no sabes cómo salieron las cosas mal,... pero no has pensado en que lo que estás viviendo hoy está diseñando un nuevo destino, formando un nuevo escalón que te lleva cada vez más cerca del objetivo final.

No siempre que se nos presentan obstáculos o nuestro panorama pinta desalentador es por haber hecho algo mal. Al contrario, cada prueba, aunque parezca difícil, nos lleva a conquistar nuevos horizontes, un propósito estés donde estés, y aunque sea imposible de ver ahora que te encuentras confundido, al terminar el proceso verás todo lo que has conseguido.

A veces duele crecer, los cambios también traen confusión, y difícilmente se ve el resultado mientras están ocurriendo, pero seguro que la escalera de tu vida, esa que tiene momentos que te cuesta tanto construir, te está preparando el camino para cosas aún mejores de las que habías vivido.
Si puedes creer que tu vida tiene un propósito, con el cual Dios te trajo al mundo, puedes confiar en que Él aún sigue diseñando tu futuro. El plan ya fue trazado por Él, solo te toca a ti esforzarte y seguir adelante, confiar, resistir y no darte por vencido.
¿Cuantos escalones se nos presentan en la vida para lograr llegar a nuestra meta final? Dependen de lo lejos que queramos llegar. Rendirnos es fácil, pero de no seguir construyéndolos nunca veremos qué hay más arriba de donde estamos.

El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡No abandones la obra de tus manos! Salmos 138:8 (Nueva Versión Internacional)


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