Cuando se tiene un sueño a cuestas,
no solo es necesario desearlo con fuerza,
se tiene que hacer un plan para llevarlo a cabo,
y que todo salga no solo con tus propias fuerzas.
Cuando se quiere algo en este vida,
no basta con lloriquear para obtenerlo,
depende en realidad de con cuánto anhelo deseas tenerlo.
Si te digo que es más que un deseo,... es un anhelo.
De verdad, más vale decir la verdad y no callar.
La verdad es que hasta que ese sueño no se convierta
en el agua que necesitas para vivir,
ese sueño solo será uno de esos que andan por ahí.
No se trata de obsesión sino de determinación;
no se trata de querer, se trata de amar a ese sueño
con todas las fuerzas de tu perseverancia,
con todas las fuerzas de tu terquedad,
y tener el valor de arrancarlo de la soledad.
¿De verdad quieres llevar a cabo ese sueño?
¿De verdad deseas que se haga realidad?
Entonces quita todos esos miedos y no te eches para atrás,
no desistas ni te desanimes cuando la tormenta llega,
porque si viene, también vendrá con un salvavidas a cuestas.
Trabaja para que ese sueño tuyo se haga realidad,
no basta solo con desear sino también con hacer
de ese sueño el agua que necesitas para vivir.
Hazlo tuyo sin obsesionarte, más bien declarando que así será.
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