Sé de una gran mujer que estaba planificando su boda pero algo ocurrió en su vida. Ella tuvo que postergar su boda por obediencia a Dios. Se trata de María, la Madre de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando el ángel del Señor le llevó la noticia y le anunció el Plan que Dios tenía para ella, María no rehusó el llamado de Dios, ni tampoco le reclamó a Dios por los planes de casarse y las demás cosas que tenía en su agenda, solo le dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a Tu Palabra”. El evangelio de Lucas nos narra con detalles ese Gran Acontecimiento Celestial:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: !Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un Hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el Trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su Reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia” (Lucas 1:26-38 (RVR1960).
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el Trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su Reino no tendrá fin.
Debemos pensar en el lugar y las consecuencias que esta decisión le podía causar. María arriesgó su vida con tal de obedecer a Dios, aceptó llevar en su vientre al Hijo de Dios. Ella no pensó en las consecuencias de morir apedreada por causa de adulterio. (Levítico 20:10). Sin embargo, decidió obedecer y servirle a Dios sin pensar lo que le pudiera suceder. Durante este gran acontecimiento, Dios nunca dejó a María desamparada, siempre le buscó una salida donde no la había. Dios habilitó Su Plan Perfecto de forma que no existiera ninguna duda en José. Aun en sueños, Dios le hablaba a José para que apoyara a María acerca de Su Plan. El Señor nuestro Dios, planificó el Nacimiento de Su Hijo Jesús en la tierra.
“El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su Madre, María, estaba desposada con José, pero antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto. Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y lo llamarán Emanuel (que significa Dios con nosotros). Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa” (Mateo 1:18-24 (RVR1960).María y José fueron sumisos y obedientes. Renunciaron a sus agendas y la pospusieron para otra ocasión. Ellos decidieron someterse y aceptar El Divino Plan de Dios. Se sometieron a la Encomienda Celestial y decidieron elegir el Regalo más grande del universo: Ser padres del Niño Jesús en la tierra. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios en las alturas!
Dios es un Dios de orden, o sea, cuando Él da la Palabra Él la ejecuta. Dios llama a personas ordinarias para ejecutar el Plan que tiene preparado para cada uno de nosotros. José y María, fueron dos personas ordinarias, vivían en un lugar ordinario, y tenían vidas ordinarias. Cuando Dios llama a personas ordinarias para ejecutar Su Plan Divino, Él por Su misericordia, los coloca en posiciones extraordinarias. ¿Estás dispuesto a obedecer al llamado de Dios?
Dios te continúe bendiciendo y llenándote de Sus bendiciones, que son nuevas cada mañana.
Dios te continúe bendiciendo y llenándote de Sus bendiciones, que son nuevas cada mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario