miércoles, 7 de enero de 2015

¿Debemos amar al pecador y odiar el pecado?

Son muchos los cristianos que usan el cliché de “amar al pecador y odiar el pecado.” Sin embargo, debemos ser conscientes de que ése constituye una exhortación para nosotros, como seres humanos imperfectos que somos. La diferencia entre nosotros y Dios con respecto al amar y odiar es enorme. Aún como cristianos, estamos sujetos a nuestra humana imperfección y no podemos amar perfectamente, como tampoco podemos odiar perfectamente. Pero Dios sí puede hacer ambas cosas de forma perfecta porque ¡Él es Dios! Dios puede odiar sin ninguna intención pecaminosa en absoluto. Por lo tanto, Él puede odiar el pecado y al pecador de una manera perfectamente santa y aún estar dispuesto a perdonar amorosamente, en el momento en que el pecador se arrepiente en fe (Malaquías 1:3Apocalipsis 2:62 Pedro 3:9).

La Biblia enseña claramente, que Dios es amor, así como que Dios muestra su amor. Primera de Juan 4:8-9 dice: “El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Misterioso pero verdadero es el hecho de que Dios puede perfectamente, amar y odiar a una persona al mismo tiempo. Esto significa que Él puede amarnos como a alguien que Él ha creado, y nos puede redimir, así como al mismo tiempo, odiarnos por nuestro estilo de vida incrédulo y pecador. Nosotros, como seres humanos imperfectos, no podemos hacer esto, sin embargo, sí debemos recordarnos a nosotros mismos, que debemos “amar al pecador pero odiar el pecado.”

¿Cómo funciona esto exactamente? Odiamos el pecado al rehusarnos a participar de él y condenarlo cuando lo vemos. El pecado debe ser odiado, no excusarlo o tomarlo a la ligera. Y amamos al pecador siendo fieles en testificarle sobre el perdón, un perdón disponible a través de Jesucristo. 
Un acto de verdadero amor es tratar a alguien con respeto y gentileza, aunque él sepa que no apruebas su estilo de vida o sus decisiones. No es amor el permitir que una persona permanezca adherida al pecado. Y no es es odio el decirle a las personas que están en pecado. De hecho, los polos opuestos exactos son ciertos por su sinceridad al ser expresados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario