domingo, 12 de octubre de 2014

La Confesión - Crecimiento personal-espiritual

Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago: 5.16
Confesar; declarar, admitir, reconocer la propia culpa de la que hemos sido acusados, resultado de la convicción interna que trae a nuestra vida el Espíritu de Dios.
Santiago, en este versículo, nos da tres preciosas instrucciones:
1- Confesar nuestros pecados unos a otros, pero recalquemos el cuidado que debemos tener en cuanto a este asunto. Santiago dice: la oración del justo puede mucho…; debemos leer los versículos anteriores en los que él está mencionando a los ancianos de la Iglesia, es decir, a las autoridades pastorales, que aquel que es irreprensible delante de Dios, es decir de buen testimonio… la bendición sobrenatural viene a su vida. 
Cuando hemos confesado alguna falta, es como si nos hubiésemos despojado de un peso que estaba sobre nuestros hombros…y no solo eso, sino que nos apropiamos del consejo que recibimos a la luz de la palabra, lo cual trae de inmediato, la paz tan ansiada a nuestro corazón…y es también una de las hermosas maneras que el Espíritu Santo nos revela para librarnos del pecado. Esta manera es como escribir en un trozo de papel todo aquello que esté siendo señalado por el Espíritu de Dios, quien nos convence del pecado, y luego quemarlo, para ofrecernos así, delante de la presencia de Dios, como un sacrificio de olor grato.
2- Orar unos por otros; la bendición de ser ministrados por nuestras autoridades o de igual manera, por nuestros hermanos en Cristo, no tiene precio… Constituye un acto de sumisión y humildad el permitir que otros oren por nuestras vidas, ya que siempre necesitaremos ser guiados y ayudados por nuestros hermanos mayores y de la misma manera, el poder ser un instrumento de bendición, al orar por los necesitados.

3- Seremos sanados; Santiago 5:15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Recordemos que la sanidad que muchas veces recibimos, no solo se refiere a la de nuestro cuerpo, sino a la de nuestra mente y alma. La confesión trae una liberación y sanidad casi inmediata…es decir, nos devuelve el sano juicio…se va toda culpa o acusación de parte de Satanás..incluso la enfermedad que nos agobia.
Ver esa transformación del antes y después en algunas vidas por la oración, ver sus rostros antes y después de la misma… es maravilloso lo que ocurre, es como una transformación de la oscuridad en resplandor…es como un cuerpo aparentemente enfermo, pero que cuando confiesa lo que pueda estar atormentándole o perdona las faltas de los que le han causado daño, las lágrimas brotan, el corazón se vuelve sentido, el corazón se hace sensible a la presencia de Dios y la gracia de Jesús desciende al instante…y la sanidad del alma o del cuerpo hace brillar el rostro de ese ser humano.
Salmo 51.6 dice, He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Si hay algo que agrada el corazón de Dios, es que sus hijos practiquemos la verdad, la transparencia, ya que es de la única manera en que Él puede comunicarse con nosotros, pues cuando tenemos pecados ocultos, estos hacen separación entre nosotros y Él. Para tener un caminar en libertad, es necesario que día a día, le permitamos al precioso Espíritu Santo que pueda escudriñarnos, para así poder presentarnos irreprensibles delante de la presencia de nuestro Dios y salvador…
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28.13.
Confesemos nuestros pecados, oremos unos por otros y... seremos sanados. Recuerda que la sanidad no solo es física sino también del alma.

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