miércoles, 11 de junio de 2014

La respuesta que buscaba

Perdida y sola me encontré antes de tu llegada.
Mi camino era oscuro, sin luz, sin esperanza,
necesitaba la mano de alguien que me levantara.
Nadie me supo ayudar, mis amigos no comprendieron
lo sola que me sentía, el dolor que llevaba.
Me lastimaron, me hirieron
y perdí la felicidad que pensé tener.
Me alejé de la realidad, me encerré en mi dolor,
perder la razón quería, dormir y solamente soñar,
mas buscar la verdad quería en medio de mi dolor.
Durante mucho tiempo busqué respuestas sin encontrar conformidad,
sedienta estaba por la cura de mi soledad.
Pero un día llegaste a mi vida y poco a poco cerraste las heridas.
Me arrullaste en tus brazos y me hiciste dormir,
y al despertar empecé a sonreír.
Me habías consolado en el silencio de mi vida,
hablándome al oído de tu amor por mí.
Me comprendiste y escuchaste, no me juzgaste.
Amor me diste para rescatarme.
Si no te hubiera conocido, extraviada en un laberinto estaría,
sin encontrar la salida. Levantaste vallados que me resguardan
y millares de guardianes a mi alrededor, que me acompañan
día y noche y me protegen, me dan tu gran amor. 

Soy tu amor y Tú el mío, soy tuya y yo estoy en ti.
Te entregaste a mí sin reservas, sin reclamos. Eres paciente y
has esperado a que un día volviera a tu lado.
Eres amigo, eres Padre, eres mi Dios, todo lo que buscaba,
eres la respuesta que yo anhelaba.
Me levantaste, me limpiaste, lavaste y vestiste para
que me preparase y esperase por ti, así como Tú esperaste por mí.
Mas mi corazón desesperado está, anhela que vuelvas pronto
para no separarnos jamás.
Padre mío, grande y misericordioso que cuidas y guardas
a tus hijos con amor, gracias te doy por tu salvación.
Vuelve pronto Señor.

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