“Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.” Marcos 11: 24
¿Quién no tiene alguna necesidad, ya sea a nivel personal, laboral o emocional? Dios está dispuesto a suplir nuestras carencias, sean espirituales o materiales. Pero nuestra parte en esto, es tener fe y tener siempre una actitud expectante, hacia lo que Dios nos tiene preparado para nuestro bien.
Presentar a Dios nuestras necesidades es una tarea que debemos realizar a diario, ya que constantemente pasamos por diferentes situaciones que nos llenan de ansiedad, temor o preocupación. Y podemos orar a Dios utilizando nuestras propias palabras. Simplemente se trata de hablar con Él, con la misma confianza que un hijo habla con su padre.
A Dios no le molesta tu petición, al contrario, esta actitud demostrará tu dependencia de Él. Como un niño pequeño, que le pide todo lo que necesita a sus padres: “mami, dame de comer”, “papi, ¿me ayudas con mis tareas?”, “mami, no puedo dormir, ¿me cuentas una historia? Un hijo siempre pide ayuda a sus padres, porque tiene la plena seguridad de que correrán en su ayuda. Nosotros somos hijos de Dios, y nuestro Padre Todopoderoso nos dice: “pedid y se os dará”. Él quiere que le pidamos lo que necesitemos, pero para esto hay que orar.
Y así como un padre sabe que algunas cosas que su hijo pide, no son buenas o saludables, de igual forma Dios sabe lo que nos conviene y lo que nos haría daño.
“Dios no te escuchará por la aritmética de tus oraciones; Él no cuenta el número de tus palabras. Tampoco la retórica que utilices para hablarle; ni tampoco el lenguaje elocuente que uses. No podrás impresionarle con una dulce voz que le cante de manera excelente, y ni siquiera la lástima hará que te escuche con más atención. En cambio, lo que sí mueve la mano de Dios, es un corazón sincero que clama con fe delante de su presencia.”
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6
¡Vale la pena confiar y esperar en Él.
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