¡Qué astuto es el enemigo!, porque se necesita mucha astucia para hacernos creer cosas que no son ciertas.
Hay algo que debemos tener muy claro y es que todos pecamos, y que nuestra naturaleza pecaminosa nos orienta a buscar el pecado. La diferencia desde el día que le entregamos nuestra vida a Cristo, es que ya no vivimos para satisfacer el deseo carnal pecaminoso, sino para negarnos a nosotros mismos y vivir para Dios.
Teniendo en cuenta esto, y que todos somos fácilmente seducidos por el pecado, debemos tener cuidado cuando nos detenemos y escuchamos la voz del enemigo de nuestras almas, experto en acusarnos y culparnos de cada cosa, por mínima que parezca.
Es normal saber acerca de personas que no pueden alcanzar la felicidad, aun estando en los caminos de Dios, porque el enemigo les hace sentirse culpables de tener deseos pecaminosos en su mente.
Pero pensamientos negativos los tenemos todos, de hecho, muchos los tenemos diariamente, mas la Biblia nos da las claves para vencerlos. Dios no nos va a juzgar por pensar mal, es parte de nuestra naturaleza pecaminosa, y por eso el Apóstol Pablo nos da un consejo para ayudarnos a revertir esta situación: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8 (Reina-Valera 1960).
¿Qué pensamientos son los que están debilitando tu vida espiritual?, ¿qué es lo que el enemigo está usando para hacerte sentir culpable y no perdonado?
El enemigo es muy astuto y buscará cualquier situación, por mínima o insignificante que parezca, para acusarte, para hacerte sentir inmerecedor de Dios, para hacerte sentir sucio, hipócrita; hasta en ocasiones introducirá en tu mente el pensamiento de que Dios ya está cansado de ti. Sin embargo, nada de eso es cierto, y Dios nunca se cansa de nosotros: al contrario, cada día renueva su misericordia sobre nuestras vidas, extiende sus brazos para que vayamos a Él y podamos vencer a cualquier situación, pues Él ha prometido estar con nosotros cada día de nuestra vida.
La Biblia es clara en decirnos que el mal solamente lo podemos vencer con el bien: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:21 (Reina-Valera 1960). En pocas palabras, lo malo querrá vencernos diariamente, pero podemos vencerlo a través del bien.
Podemos comenzar a vencer esos pensamientos negativos,
- Primero, empapándonos de Dios, buscándole en oración todos los días para que nuestra vida y nuestra mente se llenen de Él.
- Segundo, leyendo diariamente su Palabra, para que nuestra mente reproduzca esos versos que tanto nos ayudan espiritualmente y
- Tercero, siendo plenamente conscientes de que el único que realmente puede acusarnos es Dios, y su tarea no es acusar sino perdonar y restaurar.
Es hora de que nos demos cuenta de que esos pensamientos negativos, que constantemente están atacándonos y haciéndonos sentir mal, no provienen de Dios, y que toda voz que no provenga de Dios no tenemos por qué creerla, no tiene por qué afectarnos, no tiene por qué desanimarnos.
Es hora que seamos muy inteligentes en saber distinguir qué voces estamos escuchando, en saber si esa voz, en lugar de animarte te desanima; en este caso NO ES DE DIOS, por lo que estás perdiendo el tiempo en escucharla; en su lugar busca a Dios y toma como tuya cada palabra escrita en la Biblia, palabra que, lejos de desanimarte, te anima a vivir una vida santa y digna para Dios.
De acuerdo, en el camino vamos a fallar, y en ocasiones tropezaremos muy fuerte, sin embargo Dios jamás nos acusará, ni nos menospreciará o nos hará sentir inservibles; al contrario, Él siempre nos perdonará, nos dará valor y restaurará nuestra vida, porque nos ama con un amor que es perfecto y eterno.
Tú no eres poca cosa, tú eres muy valioso/a para Dios, no tienes por qué seguir creyendo las mentiras del enemigo. En su lugar, cree sin dudar las verdades de Dios, que se encuentran en su Palabra, y comprenderás que, lejos de acusarte o desecharte, Él quiere perdonarte y restaurarte.
¡CREE A DIOS Y NO A LAS VOCES NEGATIVAS DEL ENEMIGO!
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