lunes, 17 de marzo de 2014

¿Cómo sé si lo que hago es la Voluntad de Dios?

Nuestras decisiones, emprendimientos, relaciones, actividades etc.., todas deben ir acorde con la palabra de Dios
Esta es una pregunta que a todos nos martillea. Muchas personas, al vivir, toman decisiones, hacen cosas y experimentan quebrantamientos porque asumen que todo es la voluntad de Dios, pero luego dicen que cometieron un error y lo que al principio parecía ser voluntad de Dios terminó siendo del maligno. ¿Cómo sabemos si lo que hacemos es la Voluntad de Dios? ¿De qué forma puedo apercibirme que mis pisadas van de acuerdo a su Voluntad?
Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación, que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 1 Tesalonicenses 4:3-7
Dios revela su Voluntad en su Palabra, y si lo que haces va de acuerdo a su Palabra, estás accionando según su voluntad. Por más atractiva, placentera o deleitosa que sea la actividad que realizas, si no va de acuerdo a la Palabra de Dios estás fuera de su Voluntad. Estar en su Voluntad requiere negar la nuestra para hacer la de Él, o sea, romper con lo que nos gusta para vivir de la manera que a Él le agrada. 
La consecuencia de que obres en la voluntad de Dios es “Santificación". Si lo que emprendes contribuye a mejorar tu relación con Él, a tu madurez y a tu crecimiento, entonces estás en el carril de su Voluntad pero, si por el contrario, es nocivo, destructivo y te separa de Él, entonces no vas en la senda correcta. 
Nuestras decisiones, emprendimientos , relaciones, actividades etc.., todas deben ir acorde con la palabra de Dios; de otra manera lo que hacemos no es su Voluntad. Muchas personas toman caminos que parecen derechos, pero al final son caminos de muerte porque miran sólo a su parecer, no tienen en cuenta la palabra de Dios, y mucho menos se interesan por saber si lo que hacen agrada o desagrada a Dios, por lo cual, después de las experiencias amargas que les toca atravesar, resultan heridas, lastimadas y se arrepienten, porque se dan cuenta que todo lo que hicieron no iba conforme a la Voluntad de Dios, sino más bien a la de ellos.

No estar sujeto a Su Palabra nos hace divagar en la inmundicia de este mundo, en los deseos desordenados y en placeres momentáneos, que traen como resultado un vacío profundo, vergüenza y frustración con todas las personas, principalmente con nosotros mismos, lo cual es consecuente a no seguir su santa Voluntad; es decir, la palabra de Dios debe de ser la vía o carretera por la cual transitemos todos los días de nuestra vida, pues esta misma nos libra de ser lastimados, confundidos y de andar en tinieblas. 
De muchas cosas nos habríamos librado en nuestros días pasados, si hubiéramos andado de acuerdo a su Palabra, ya que en su Palabra está su Voluntad.

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