martes, 30 de diciembre de 2014

Yo nací dos veces - Reflexiones

Antes de que fueras concebido, te deseaba
Antes de que nacieras, te amaba
Antes de que tuvieras una hora desde que naciste,
hubiera muerto por ti
Este es el milagro del amor
Mamá siempre está allí cuando la necesitas. Ayuda, protege, escucha, aconseja, y alimenta física y moralmente.
Se asegura de que su familia sea amada veinticuatro horas al día. Al menos, así es como yo recuerdo a mi madre los pocos años maravillosos que tuve la suerte de estar con ella. Pero no hay palabras que describan el sacrificio que hizo por amor a mí, su joven hijo.
Yo tenía diecinueve años cuando me conducían a un campo de concentración con un grupo grande de otros judíos. Era evidente que todos estábamos destinados a morir.
De repente, mi madre ingresó en el grupo y cambió de puesto conmigo. Aunque esto sucedió hace más de sesenta años, nunca olvidaré las últimas palabras que me dirigió.
-“Ya he vivido suficiente. Debes sobrevivir porque eres muy joven”, dijo.
La gran mayoría de los niños, por no decir la totalidad, nace solo una vez. Yo nací dos veces… de la misma madre.

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