“Pero ella se estaba muriendo; y en sus últimos suspiros llamó Benoní al niño, aunque su padre lo llamó Benjamín.” Génesis 35:18 DHH
Raquel era una mujer amada por su esposo Jacob. No podía tener hijos, rogó a Dios y El concedió su petición. Tuvo a José (que significa Dios añada) y estaba tan feliz que dijo “Ojala me permita tener otro…” Génesis 30:24. Y Dios le concedió otro hijo. Ella murió después del parto; pero antes de morir la madre nombró al niño Benoní, que significa hijo de tristeza (dolor). Sin embargo, el padre le cambió el nombre y lo llamó Benjamín, que significa hijo de la mano derecha, “favorecido”.
¿Qué habría sido de ese niño si su padre no hubiera cambiado el rumbo al que su madre lo estaba dirigiendo? Imagina la vida que le hubiera tocado vivir de ser llamado “hijo de tristeza” o “hijo del dolor”. ¡Qué vida tan amarga! Hubiera llevado el estigma en su frente, un destino marcado por el rechazo y la burla.
La madre representa tu lugar de origen, la familia de la que procedes, la sociedad donde te formaste, las amistades con las que creciste, todo lo que te ha querido marcar con los estigmas de que tú no eres o no tienes lo suficiente, o sí. Y el padre representa a nuestro Padre Celestial, quien tiene toda la autoridad sobre tu vida para cambiar tu nombre, para cambiar tu marca, para cambiar tu vida a través de Cristo Jesús.
No importa si te dijeron que no eras lo suficientemente inteligente, si has sido rechazado por tu sociedad, si fuiste maltratado por tu familia, si nunca te sentiste bonita; si vienes de la pobreza, o si has crecido llena de frustraciones; es igual el nombre con el que te han marcado; porque hoy Dios te cambia el nombre. Hoy Dios te llama favorecido/favorecida. Dice la biblia en 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.”
Entrega tu marca de origen a los pies de Cristo y declara que todas las cosas viejas pasaron, que de hoy en adelante todas serán hechas nuevas y que Dios te entrega un "nuevo nombre" y una nueva vida llena de satisfacciones, porque eres un favorecido de Dios.
Mi amado Padre, mucho tiempo viví en el oprobio, la burla y en el rechazo; pero hoy Tú me haces un favorecido/favorecida de Tu gracia y Tu inmenso amor. Gracias porque hoy cambiaste mi nombre. Todo en mí ahora es nuevo por Cristo Jesús. Amén.
Raquel era una mujer amada por su esposo Jacob. No podía tener hijos, rogó a Dios y El concedió su petición. Tuvo a José (que significa Dios añada) y estaba tan feliz que dijo “Ojala me permita tener otro…” Génesis 30:24. Y Dios le concedió otro hijo. Ella murió después del parto; pero antes de morir la madre nombró al niño Benoní, que significa hijo de tristeza (dolor). Sin embargo, el padre le cambió el nombre y lo llamó Benjamín, que significa hijo de la mano derecha, “favorecido”.
¿Qué habría sido de ese niño si su padre no hubiera cambiado el rumbo al que su madre lo estaba dirigiendo? Imagina la vida que le hubiera tocado vivir de ser llamado “hijo de tristeza” o “hijo del dolor”. ¡Qué vida tan amarga! Hubiera llevado el estigma en su frente, un destino marcado por el rechazo y la burla.
La madre representa tu lugar de origen, la familia de la que procedes, la sociedad donde te formaste, las amistades con las que creciste, todo lo que te ha querido marcar con los estigmas de que tú no eres o no tienes lo suficiente, o sí. Y el padre representa a nuestro Padre Celestial, quien tiene toda la autoridad sobre tu vida para cambiar tu nombre, para cambiar tu marca, para cambiar tu vida a través de Cristo Jesús.
No importa si te dijeron que no eras lo suficientemente inteligente, si has sido rechazado por tu sociedad, si fuiste maltratado por tu familia, si nunca te sentiste bonita; si vienes de la pobreza, o si has crecido llena de frustraciones; es igual el nombre con el que te han marcado; porque hoy Dios te cambia el nombre. Hoy Dios te llama favorecido/favorecida. Dice la biblia en 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas.”
Entrega tu marca de origen a los pies de Cristo y declara que todas las cosas viejas pasaron, que de hoy en adelante todas serán hechas nuevas y que Dios te entrega un "nuevo nombre" y una nueva vida llena de satisfacciones, porque eres un favorecido de Dios.
Mi amado Padre, mucho tiempo viví en el oprobio, la burla y en el rechazo; pero hoy Tú me haces un favorecido/favorecida de Tu gracia y Tu inmenso amor. Gracias porque hoy cambiaste mi nombre. Todo en mí ahora es nuevo por Cristo Jesús. Amén.
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