sábado, 27 de diciembre de 2014

Padre e Hijo

Mi hijo nació hace pocos días. Llegó a este mundo de una manera normal… pero yo tenía que viajar, tenía muchos compromisos.
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, y comenzó a hablar cuando yo no estaba.
¡Cómo crece mi hijo de rápido! ¡Cómo pasa el tiempo!
A medida que crecía, me decía: ¡Papá algún día yo seré como tú!
– ¿Cuándo regresas a casa papá?
– No lo sé, pero cuando regrese jugaremos juntos, ya lo verás.
Mi hijo cumplió diez años hace pocos días y me dijo:
– ¡Gracias por la pelota papá! ¿Quieres jugar conmigo?
– Hoy no hijo, tengo mucho que hacer. Está bien papá, otro día será, y se fue sonriendo, mascullando en sus labios las palabras "yo quiero ser como tú".
Mi hijo regresó de la universidad el otro día, todo un hombre. Hijo estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco.
– Hoy no papá, tengo compromisos, por favor, préstame el coche para visitar algunos amigos.
Ya me jubilé y mi hijo vive en otro lugar; hoy lo llamé:
– ¡Hola hijo, quiero verte!
– Me encantaría padre, pero es que no tengo tiempo, ya sabes, mi trabajo, los niños,... pero gracias por llamar, fue increíble oír tu voz.
Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo era como fui yo.
El mejor ejemplo que le podemos dar a nuestros hijos y a aquellos que nos rodean es el de querer ser como nuestro Padre Celestial. Si logramos imitarle a Él, nuestra vida servirá de ejemplo y a través de ella, diremos más que mil palabras.

1 Corintios 11:1
Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
Efesios 5:15
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis; no como necios, mas como sabios;
Marcos 4:24
Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido á vosotros lo que oís.
1 Juan 3:1
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario