Generalmente pensamos que nuestros problemas son los más graves y los únicos, ¿Si te dijera que estamos equivocados cuando pensamos de esa manera, te lo desmentiría? Sí, estás equivocado aunque suene raro decirlo. Dios es nuestro creador y Él sabe cómo nos creó, como también sabe muy bien, la capacidad que tenemos para resistir una prueba. Dios nunca nos pondrá cargas que no podamos resistir. Porque “A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla” (1 Corintios 10:13).
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su Propósito son llamados” (Romanos 8:28). Cuando leemos la vida de José el hijo de Jacob, podemos ver que sus hermanos, consumidos por la envidia, lo vendieron como esclavo a Egipto. Aun así, el enemigo no descansaba, seguía haciéndole maldad a José. La mujer de Potifar trató de seducir a José y lo acusó injustamente, mandándolo a la cárcel; sin embargo, José se mantuvo firme creyéndole a Dios de todo corazón. Aun en la cárcel, Dios le dio favor a José y lo coronó como gobernador de Egipto. Cuando el Señor le dio la libertad y él tuvo la oportunidad de ver a sus hermanos, les dijo: “Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” (Génesis 45:4,5,7). “Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucha gente” (Génesis 50:20). Los planes de maldición del enemigo contra José fueron frustrados porque Dios los cambió para bien. Solo Dios puede hacer que las situaciones difíciles de nuestras vidas se cambien en bendiciónes a nuestro favor.
Para todo hay un propósito aun en medio de las pruebas, porque es en medio de ellas cuando crecemos y maduramos. Nuestro carácter es moldeado cuando reconocemos que necesitamos un cambio ante situaciones que se nos presentan en la vida. Dios moldea nuestro carácter. ¿Y a qué le llamamos carácter? ¿Qué tiene eso que ver conmigo? El carácter supone tener costumbres y comportamientos que se han adquirido a través de la vida. Además, el carácter de una persona se complementa con el temperamento y las aptitudes de ella. Eso sí, sabemos que es difícil pasar por momentos de tensión, como cuando se nos presentan situaciones no esperadas en las que no sabemos cómo reaccionar ni qué decir.
Pero al leer la Biblia encontramos en Isaías 41:8-13 y me dijo: “Pero tú, Israel, siervo Mío eres; tú, Jacob, a quien Yo escogí, descendencia de Abraham Mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo Soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque Yo Jehová Soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, Yo te ayudo”.
Cuando estamos pasando por diversas pruebas, nos doblegamos y nos rendimos ante Dios, porque sabemos que solo Él puede resolver nuestras situaciones. Es en las pruebas donde Él empieza a obrar en nosotros, es precisamente en esa rendición, que Él por Su misericordia, nos moldea y obra en nuestro carácter. Dice la palabra de Dios en Salmos 51:17 “…al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”.
Puede que en estos momentos te sientas en una emergencia y necesites la intervención de Dios en tu vida. La solución es creerle a Dios, Él te resolverá todos tus problemas, solo tírate de rodillas de todo corazón y habla con Dios. Algunas veces no tienes ni que contarle tus problemas, porque Él ya los sabe; solo alábale a Dios aunque no tengas fuerzas. Es en medio de las alabanzas cuando Él moldea tu carácter. Descansa en el Señor y permite que Dios te siga moldeando.
El apóstol Pablo también nos habla acerca del carácter. Él se dirigió por cartas a la iglesia en Roma diciéndoles: “También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación” (Romanos 5:3-4 Nueva Traducción Viviente (NTV). La Palabra del Señor nos dice: “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada”. (Santiago 1:2-4 LBLA).
Hermanos, en este día llenaros de fe, pensad que para el Señor no hay nada imposible. Él está al control de toda situación. No permitas que las dificultades te roben la paz que Dios te ha dado. No permitas bajo ninguna circunstancia, que el enemigo te robe el gozo ni tu comunión con Dios. Agárrate de Dios como nunca antes, búscalo, cuéntale tus cosas, dile cómo te sientes. Él te escuchará y nunca te desamparará. Al final todo pasará, y tú saldrás más que vencedor/a en el nombre de Jesús. Lo que pensaste que era un problema ya no lo es, se esfumó, Dios lo borró. ¡Amén!
Ora sin cesar, persiste en la oración, sigue creyéndole a Dios, sé sabio y descansa en el Señor. Dale las gracias al Señor nuestro Dios.
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