jueves, 4 de diciembre de 2014

Deja de preocuparte

“...SE REVELA POR FE Y PARA FE...: ‘MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ’” (Romanos 1:17)
Un hombre que insistía en que se había tragado un caballo, fue llevado al psiquiatra, quien recomendó que se le operase. El cirujano accedió a que trajeran al quirófano un caballo para que cuando el hombre despertase, creyera que la operación había sido un éxito. Pero al recobrar el conocimiento, abrió los ojos y dijo: “Ése no es el caballo; es blanco, y ¡el que yo me tragué era negro!”
Mucha ansiedad y poca realidad. Por eso, Cristo nos habla a menudo sobre estar turbado, confuso. Debes entender lo siguiente:

(a) Las preocupaciones te hacen perder tiempo y energía. Jesús dijo: “¿...quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27). Está científicamente comprobado que por preocuparte no vas a alargar o enriquecer tu vida, sino que la preocupación la puede acortar.

(b) Las preocupaciones te impiden que disfrutes de lo que tienes, creando cargas que Dios nunca pretendió que sobrellevaras, porque son suyas.

(c) Las preocupaciones hacen que te sientas inferior. Jesús señaló que eres más importante que los pájaros del cielo, y ellos no se preocupan o se mueren de hambre; simplemente disfrutan de la vida (Mateo 6:26). Si el Señor cuida de ellos, ¿no crees que Él se ocupará de ti también?

(d) Las preocupaciones te hacen olvidar las promesas de Dios. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). La palabra “"todas" incluye todo por lo que estás pasando ahora mismo, más lo que surgirá en el futuro. Así que, deja de preocuparte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario