Son muy normales las supersticiones en los no conversos cada vez que termina y empieza un año nuevo: el color amarillo de la ropa interior, algunas monedas de cierto valor en un vaso, una vela de tal color, dar la vuelta a la manzana del barrio con una maleta, entre otras. ¿Y nosotros los creyentes, cómo logramos terminar y empezar un nuevo año en victoria?
Veámoslo a continuación:
1. EVALUANDO EL AÑO QUE PASÓ
¿Cómo me fue? ¿Qué logré? ¿Qué me quedó por lograr? ¿Qué metas y objetivos se alcanzaron? ¿Cuáles quedaron pendientes? ¿Qué podemos mejorar? ¿Por qué no fue mejor? ¿Por qué no se consiguieron algunas cosas? ¿En qué fallé y me equivoqué? ¿Cuáles fueron los errores que cometí? ¿Qué se dejó de hacer?
Estas preguntas nos pueden ayudar a realizar una buena y seria evaluación del año que terminó y al mismo tiempo, nos dan una percepción y son una buena base para iniciar el año que nos espera; servirán como termómetro de evaluación, para saber lo bien, regular o mal que nos fue durante todo el año y nos ayudarán para no volver a cometer los mismos errores y equivocaciones del pasado, como también mejorar algunas o muchas cosas que no nos favorecieron lo suficiente, pero sobre todo para ser prudentes, sabios e inteligentes (Hechos 14: 26-28).
2. DIBUJANDO NUEVOS PROYECTOS
Fueron muchas las cosas que Pablo ya había logrado, alcanzado, conquistado y aún así, se proyectaba hacía adelante para nuevos retos, alcances, etc. (Filipenses 3: 12-16). Cuando acababa un viaje misionero planeaba otro, realizando así, varios viajes misioneros: el primero (Hechos 13: 1-3), el segundo (Hechos 15: 36-41), el tercero (Hechos 19: 1-41). (VM)
3. INICIANDO EL AÑO SIN RESENTIMIENTOS
Qué bueno sería que pudiéramos terminar y empezar el año sin rencores y sin resentimientos PERDONANDO y OLVIDANDO, inclusive PERDONÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS. ¿Cuántas personas, incluso creyentes, se sienten y se creen culpables de sus infortunios y fracasos debido a sus equivocaciones y errores?, ¿cuántas personas incluso creyentes, se sienten y se creen culpables del mal que les han causado a los demás, como lo vivieron los hermanos de José Génesis 50: 15-21? También importa PERDONAR A LOS DEMÁS, a los que nos han ofendido y causado daño, como hizo José con sus hermanos (Génesis 45-11; 50: 15-21), Jacob y Esaú (Génesis 33: 1-20), Pablo y Juan Marcos (Colosenses 3: 10; 2 Timoteo 4: 11).
El ejemplo más significativo de perdón es el de nuestro Señor Jesucristo en la cruz, cuando dijo de los que lo crucificaron: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23: 34). No más martirio pudiendo uno mismo perdonarse, perdonar y pedir perdón a Dios y a los hombres (1 Juan 1: 9; 1 Samuel 25: 1-44). ¡El perdón no es una opción (cuando quiera o sienta) sino una decisión!
Además del PERDÓN, tenemos que OLVIDAR por nuestro bienestar físico y nuestra sanidad del alma, como lo hizo José (Génesis 41: 51, 52), Job (9: 27), Israel (Isaías 43: 18, 19), Pablo (2 Corintios 5: 17; Filipenses 3: 13). Hasta el mismo Dios PERDONA y OLVIDA para siempre (Isaías 43: 22-25; Jeremías 31: 34; Miqueas 7: 18). No caigamos en la ignorancia de muchos cuando dicen: “lo perdono pero no olvido”. El daño se lo están haciendo ellos mismos, y por eso no son felices y se amargan la vida al no estar dispuestos a dar el brazo a torcer PERDONANDO y OLVIDANDO. “Por eso David decidió caer en manos del Dios misericordioso que caer en manos del hombre que es duro de corazón” (2 Samuel 24: 12-17; 1 Crónicas 21: 9-19.
¡El orgullo también influye mucho! ¿Cuántas personas prefieren romper con la amistad, la relación y hasta morirse resentidos, por no tomar la iniciativa de perdonar y olvidar, y todo por la maldita soberbia?
4. HACIENDO TODO LO POSIBLE POR SALIR DE LAS DEUDAS
Muchas veces terminamos el año endeudados y en vez de ir cancelando las deudas en la medida como podamos, para iniciar un nuevo año sin saldos pendientes, seguimos endeudándonos. La Palabra de Dios (la Biblia) es clara en enseñarnos la importancia de pagar lo que debemos (2 Reyes 4: 1- 7; Salmos 37: 21; Romanos 13: 7, 8). No hay cosa más degradante para una persona cristiana, que ser conocido y rotulado por la sociedad por mal pagador. Además las Santas Escrituras son claras cuando dicen: “El impío toma prestado y no paga; más el justo tiene misericordia, y da” (Salmos 37: 21) (Salmos 112: 5-9). ¡Pecado no es fiar, prestar, etc., sino no pagar! ¡A PAGAR, SE DIJO!
5. INCLUYENDO A DIOS EN NUESTROS PLANES Y PROYECTOS
Muchas veces somos buenos para planear. Proyectamos, trazamos metas, objetivos, soñamos, deseamos y mucho más, pero somos malos para involucrar e incluir al Señor nuestro Dios, en nuestros planes, proyectos, sueños y deseos. ¡No es correcta esa actitud! Sobre todo porque sin Él no podemos lograrlo y nada podemos hacer, como Jesucristo mismo y Pablo lo enseñaron (Juan 15: 1-17 (vr. 5); Filipenses 4: 13). Hasta en los casos insignificantes debemos tener en cuenta a Dios en todo, como el apóstol Pablo también lo hacía (Hechos 18: 21; Romanos 1: 10; 1 Corintios 16: 7), judíos creyentes (Hebreos 6: 1-3), Santiago (4: 13-17), el apóstol Pedro (1 Pedro 3: 17).
CONCLUSIÓN: si tenemos en cuenta estos consejos bíblicos, terminaremos e iniciaremos un nuevo año en victoria, éxito y bendición. ¡MANOS A LA OBRA!
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