“Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan”. Frase que encierra una gran verdad. Es mejor perder con dignidad, que perder por no intentarlo.
Llegó el tan esperado día de mi primera representación en inglés. Tenía todo listo y de camino a la biblioteca, me caí violentamente, a las 7:00 de la mañana, cuando la clase era a las 2:00 de la tarde. Si me iba a mi casa porque el dolor era fuerte, sería un fracaso seguro, perdería mi oportunidad de aprobar el curso. Así que aguanté el dolor y con nervios y todo, me paré frente a la clase y como pude, di mi presentación.
Fue verdaderamente un milagro que alguien lograra entender mi inglés, pero Dios sabe que lo intenté y cuando terminé pude suspirar aliviado. Lo que yo no sabía era que el mero hecho de haberme parado y hacer mi representación hablando un idioma que no era mi fuerte, animó a otros compañeros para que también hicieran sus representaciones. No lo supe ese día, lo supe un semestre más tarde cuando la profesora leyó en voz alta los trabajos de la clase y lo que todos habíamos aprendido durante ese semestre.
Esa lección nunca la olvidaré. La llevo grabada siempre conmigo y en momentos en que siento que las fuerzas me fallan, recuerdo que peor que fracasar es no intentar hacer algo. Sé que no es fácil, pero tú puedes ser una fuente de inspiración para otras personas con el solo hecho de no darte por vencido.
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