sábado, 15 de noviembre de 2014

¡No te contamines!

“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. DANIEL 1:8
Vivimos en un mundo en el que un día, ha tiempo, Dios se arrepintió de haber hecho al hombre por tanta maldad que veía, pero su amor y su gracia eran, y son tan grandes que nos salva y nos protege a los hijos de Dios de toda esa maldad.
Desafortunadamente, el mundo, sus placeres, las modas, el ocultismo, la música, las falsas doctrinas, infinidades de cosas y mentiras son entronizadas, y nos influencian de tal modo que desvían nuestra fe y nuestra mirada del único y verdadero Dios.
Por lo que es importante estar firmes y aferrarnos cada vez más al Espíritu Santo, el cual nos ayuda a discernir hasta lo más oculto que realice el padre de la mentira, Satanás.
Todos los días son buenos para limpiarnos de cualquier contaminación, para separar de nuestras vidas lo que nos contaminó y desecharlo. Así como hizo Daniel, proponer en nuestro corazón, no contaminarnos con las obras del príncipe de este mundo. 
Cada día nos vemos afectados indirectamente, por los aires de grandeza, por posesiones bastas e inmundas, por lugares dominados por demonios, incluso hasta por empresas, por negocios, hogares, etc., que a propósito o por ignorancia, poseen objetos, cosas ocultas que son símbolos de atracción de buena suerte, de dinero, o de “protección”, adivinación, los cuales nos contaminan pero no nos deben afectar; pueden ser una puerta por la cual acceden a tener derecho en el lugar que estemos. Por eso debemos tener cuidado y estar alerta de no caer en trampas ocultas, ya que está escrito que hasta los escogidos serán engañados.
Pidamos sabiduría, discernimiento y revelación a Dios, y oremos por cada lugar que pisemos, por el nuevo barrio o casa en que vivamos. 
Nunca dejes de cubrirte con la armadura de Dios para poder apagar todo dardo de fuego del maligno. ¡Con Cristo somos más que vencedores! Y Él nos ha dado la potestad de ser libres, y vivir sin ataduras ni ligaduras. Y también de toda palabra de maldición que envíen contra nosotros.
Podemos hacer un alto a tanta contaminación y echar fuera lo que no viene de Dios, porque hemos conocido la verdad y ella nos ha hecho libres!

¡CUBRÁMONOS CON LA ARMADURA DE DIOS!

Sólo él puede librarnos
de los peligros ocultos
y de enfermedades mortales.
Salmo 91:3

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