domingo, 9 de noviembre de 2014

La sabiduría que viene de Dios

Por favor, cambia tu mente a la forma de la de un niño, para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti
A veces estamos llenos de ánimo y nos sentimos poderosos para llevar a cabo cualquier empresa. Entonces, solemos pensar en emprender algún negocio, o pensamos en retomar algo que estábamos haciendo, pensamos en servir de mejor manera en nuestra iglesia; pensamos y pensamos y luego, seguimos pensando. En estas circunstancias, es frecuente la frase “Esta vez sí…”, pero llega el fin de año y nos sentimos frustrados por no haber realizado lo que planeábamos hacer y, con sentimiento de culpabilidad, nos volvemos a comprometer con cosas que no vamos a cumplir. Esto pasa una y otra vez en el ciclo de la vida de muchos de nosotros.
Como cristianos, oímos estos 4 principios: “Determinación, disciplina, compromiso y perseverancia” ¡Cuánta falta nos hace como pueblo de Dios, aplicar estos cuatro principios! Pero hay otro más: Sabiduría.
Salomón definió la sabiduría como un tesoro que todo hombre debe buscar con gran ímpetu y esfuerzo. Muchos filósofos a lo largo de la historia, han hablado de aquello que, en su opinión, es la sabiduría; y Santiago la define como “La sabiduría que viene de Dios”. O sea, si tenemos temor de Dios y algo de prudencia, comprenderemos que esta es la sabiduría que vale la pena tener.
Veamos, entonces, lo que habla Santiago en este pasaje (Santiago 1). Y ante todo, pensemos en invitar a la sabiduría que viene de Dios, a ser parte de nuestra vida diaria:
1.     La sabiduría que viene de Dios nos ayuda a ver las dificultades como oportunidades (versos 2 y 3):
En estos primeros dos versículos, Santiago dice que debemos estar gozosos cuando estemos en dificultades, porque cuando nuestra fe se pone a prueba produce perseverancia. La Biblia dice constantemente, que la fe puesta a prueba es más valiosa que el oro.
Ahora bien, seamos sinceros: ¿Realmente estamos saltando de felicidad cuando los problemas tocan a la puerta de nuestra casa? ¿Somos lo suficientemente mansos como para decir "Dios, estoy en una situación difícil pero yo confío en ti y sé que me ayudarás”? ¿Cuando nos vemos frente a frente con la prueba, la vemos como una oportunidad para ser mejores y tener una fe más firme y valiosa?
Si la respuesta es negativa a estas preguntas, necesitamos la sabiduría de Dios para ver las dificultades desde una perspectiva diferente: Desde la perspectiva de Dios.
2.     La sabiduría que viene de Dios nos ayuda a ser perfectos y cabales (verso 4):
Cuando estamos en un examen podemos aprobar o suspender. Una prueba en la vida no es muy diferente a una prueba en la academia: Seguro que las pruebas llegarán y hay que estar preparados para aprobar, porque si no nos toca repetir la prueba hasta pasarla.
Si pasamos la prueba, no solo nuestra fe será más valiosa que el oro sino que nuestro carácter será perfecto y cabal. Las pruebas son la forma como Dios nos disciplina para ser mejores y formar nuestro carácter, así como un alfarero forma una vasija de barro. Las pruebas son las oportunidades que Dios nos da para alcanzar nuevos niveles con Él, pero si no las pasamos, quedaremos pendientes de reforzarnos toda la vida. ¿Quiere estar así toda su vida, sin poder pasar al siguiente nivel con Dios?
Si su respuesta es negativa, usted necesita la sabiduría que viene de Dios para pasar las pruebas y llegar a tener un carácter perfecto y cabal, a la medida de Cristo.
3.     La sabiduría que viene de Dios es dada solo a aquellos que piden con fe (versos 5,6 y 7):
Ahí está la solución para todos nosotros, los que necesitamos la sabiduría de Dios: Simplemente tenemos que pedirla, pero tenemos que pedirla con fe. Un gran, enorme, gigantesco requisito que no nos deja avanzar con Dios si lo tenemos, es la duda.
Santiago dice que el que duda es como la onda del mar que es arrastrada de una parte a otra y, aclara enfáticamente, que quien pide con duda no recibirá nada de Dios.
Si se siente como una ola del mar, necesita la sabiduría de Dios para ser firme como una roca y para que nada lo mueva de su fe, y así alcanzar los nuevos niveles que Dios tiene para usted, recibiendo la sabiduría que viene de Él.
4.     La sabiduría que viene de Dios no es recibida por el hombre de doble ánimo (versos 7 y 8):
¿Se considera una persona inconstante? ¿Es usted una persona que empieza a emprender muchas cosas pero no termina ninguna? ¿Una persona que habitualmente, tiene ese sentimiento de culpabilidad de sentir que no está haciendo lo que debería? ¿Es usted alguien que hoy tiene fe y mañana está dudando? ¿Alguien que hoy está de buen humor y mañana no? ¿Que de un momento a otro cambia su estado de ánimo y su pensamiento?
Entonces usted necesita la sabiduría de Dios para hallar el equilibrio en su vida, ser firme y alcanzar las bendiciones que Dios tiene para usted.
5.     La sabiduría que viene de Dios nos enseña a poner la vista en Él y no en nuestra situación económica (versos 9-11):
Existen muchos hermanos en la fe, que no tienen buena solvencia económica y viven tristes mendigando amor y compañía; se sienten inferiores, se sienten menospreciados y han desarrollado un profundo sentimiento de auto-compasión, que no les permite seguir adelante con sus vidas ni alcanzar las bendiciones de Dios para ellos y sus familias.
Por otra parte, hay personas de la alta sociedad que tienen buenos recursos económicos y se jactan de su condición económica, pensando que están seguros y que nunca les va a hacer falta nada, confían en sus riquezas; pero con ello, solo demuestran tener un sentimiento de seguridad y de prepotencia.
Ambas actitudes son atacadas por Santiago. Él nos insta a no poner nuestra mirada en las riquezas sino en Dios. Invita a los de humilde condición, a estar confiados en Dios y a saber que Él los va a hacer prosperar y a bendecir; y también invita a los ricos a no confiar en las riquezas sino en Dios, porque las riquezas son como la flor del campo que el Sol quema.
Necesitamos la sabiduría de Dios para poner nuestra mirada en Él y no en las riquezas.
Oremos a Dios para que Él nos ilumine y nos guíe, y pidamos a Dios con fe, esa sabiduría que solo viene de Él para llegar al nuevo nivel que tiene preparado para nosotros.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
Salmo 1:1-3

No hay comentarios:

Publicar un comentario