martes, 4 de noviembre de 2014

Detrás de la ventana

Una señora hospedaba a clientes en su casa para vivir. Un día, a la hora del ocaso del sol, entró en la habitación de uno de sus huéspedes y lo halló mirando a través de la ventana. El hombre estaba en plena contemplación, absorto ante el maravilloso espectáculo de la puesta del sol.
La mujer se acercó y se quedó parada a su lado, mirando en la misma dirección y sin decir palabra.
El hombre, creyendo que, al igual que él mismo, la señora de la casa había quedado como extasiada de admiración, siguió en su actitud callada.
De pronto, ella avergonzada, dijo:
- Sí, señor, tiene usted toda la razón. La ventana está demasiado sucia. Le prometo limpiarla hoy mismo.
En muchas oportunidades, al igual que la señora de la historia, nos hemos parado frente a una ventana y no hemos sido capaces de ver más allá de las manchas que había en ella. La ventana podría haber sido una circunstancia difícil y lo único que vimos fue justo el momento anterior que vivíamos, pero no pudimos ver lo que había detrás del vidrio, las oportunidades o bendiciones que habían detrás del problema.
Por los afanes de la vida, decepciones, problemas u otros factores, solemos enfocarnos en lo más próximo a nuestra vista, siendo incapaces de ver el hermoso paisaje que hay detrás de la ventana. Inclusive dejamos de ver la vida como un milagro y damos por sentado que nos pertenece, dejamos de apreciar y agradecer por la salud, por los alimentos, por el trabajo y la familia, sin percatarnos de que todo eso son bendiciones de Dios.
No debemos olvidar que nuestra vista tiene un alcance muy limitado, que Dios ve mucho más allá que nosotros y que si somos capaces de confiar en sus planes, de creer que hay cosas mejores, podremos vivir en paz y confiadamente.
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes, dice el Señor. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11
Cuando estés frente a una ventana mira más allá del vidrio, haz memoria de todas las bendiciones pasadas y presentes, confía en que Dios tiene un plan especial para tu vida, que lo mejor aún no ha llegado y podrás contemplar el paisaje impresionante que te rodea.

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