miércoles, 29 de octubre de 2014

Querido Dios: Necesito un milagro

Querido Dios:
Necesito un milagro, Señor. Ya lo intenté todo. Hice mi mejor esfuerzo. Busqué en todas partes, llamé a todas las puertas en las que creí que encontraría respuestas, ¡y nada!; todo parece empeorar. Mis noches se vuelven largas y más oscuras de lo normal. Mis lágrimas brotan con tal insistencia, que parece quisieran borrar el recuerdo doloroso que aqueja mi vida. Mi corazón está atravesado por una lanza que me provoca un dolor que hace que casi no pueda respirar.  
necesitounmilagroNecesito un milagro, Señor. No puede ser que me haya esforzado tanto para llegar hasta aquí, y que ahora todo parezca carecer de sentido. Este es el momento en que necesito que tu palabra se haga vida en mí. Quiero abrir mi boca para adorarte en medio de la tribulación; sin embargo, no encuentro las palabras que a pesar de mi dolor, expresen mi confianza en ti. Mis brazos caídos no tienen fuerza, aunque sé que la única manera de recibir es elevarlos al cielo para que Tú puedas llenarlos.
Necesito un milagro, Señor. Veo cómo prosperan otros que no confían ni tienen temor de ti, Señor, mientras yo sigo esperando por tu justicia. Sigo dando cada paso con extraordinario dolor y con la mirada puesta en mi Cristo; pero es difícil Señor, no sé cuánto más pueda soportar. Necesito que me abraces y que acariciando mi cabeza, me digas que todo estará bien.
Necesito un milagro, Señor. Necesito que detengas el sol como hiciste cuando Josué te lo pidió para ganar la batalla. Necesito que conviertas el agua en vino como en aquella boda de Caná. Necesito que multipliques los panes como aquella vez que alimentaste a los cinco mil. Necesito que quites mi ceguera como hiciste con el ciego de Betsaida. Quiero que me devuelvas la vida como hiciste con la hija de Jairo. ¡Señor, yo hoy necesito un milagro!
Clamo a ti porque sé que lo imposible para mí, es posible para ti (Marcos 10:27)
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.” (1 Pedro 4:12-13).
“…aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” (1 Pedro 1: 6-7).
Sin importar la tribulación por la que que estés pasando, o la aflicción de tu corazón, sigue creyendo. Jesús no nos prometió una vida de flores y dulces. Él nos advirtió que tendríamos momentos de dolor (Juan 16:33); pero todas esas situaciones ya fueron vencidas por Él. Así que, toma ánimo, no te detengas ahora, no te des por vencido antes de recibir tu milagro.
Amoroso Padre Celestial, hay cosas que están pasando en mi vida y que no entiendo; pero yo seguiré confiando y creyendo en ti, sabiendo que en medio de la aflicción, mi fe está siendo probada y que mi vida en Cristo está siendo pulida para poder servirte en aquello para lo que me creaste. Seguiré caminando con la certeza de que todo esto obrará para bien a mi vida porque yo te amo. Creo en ti y espero mi milagro, en el nombre de Jesús. Amén.

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