Si pudiésemos entender lo abominable que es para DIOS la mentira, nos aseguraríamos muy bien de transitar siempre por los senderos de la honestidad. Que la mentira es algo que desagrada a DIOS nadie lo puede refutar. Más aún, cuando nuestro Señor Jesucristo es la Verdad, y no actuar honestamente es una afrenta directa contra ÉL. Pero nuestro adversario ha hecho un buen trabajo, convenciéndonos de que la mentira nos puede sacar de apuros fácilmente y de que no acarrea graves consecuencias.
A nuestra naturaleza carnal le agrada todo aquello que no implique ningún tipo de esfuerzo. Todo lo que sea fácil, liviano, nada comprometedor, que no nos ocasione responsabilidad alguna y que no nos complique la vida, todo esto lo aceptamos de buena gana. Sin embargo, todo aquello que requiera esfuerzo, compromiso o sacrificio lo evitamos, pensando que así nos mantendremos alejados de alguien que nos exija cuentas por nuestras acciones.
Pero la honestidad requiere compromiso, esfuerzo y sacrificio; por eso es tan difícil mantenerse en ella.
La verdad es buena porque DIOS es la verdad, y la mentira es mala porque proviene del adversario. Satanás es el padre y artífice de la mentira. ¡Cómo pues, podemos ser tolerantes con algo que DIOS aborrece! No obstante, la mentira es algo perfectamente aceptable en medio de esta sociedad postmoderna, donde la ambigüedad da rienda libre a la mentira bajo el disfraz de “otra verdad”.
Una manera sencilla de evitar caer en los lazos de la mentira es actuar siempre con integridad. No hagamos nada que luego no podamos justificar. Actuemos siempre siguiendo los preceptos y las instrucciones de DIOS y veremos que ya no necesitaremos hacer uso de la mentira, pues lo que hemos llevado a cabo está justificado por la palabra de DIOS.
Una manera sencilla de evitar caer en los lazos de la mentira es actuar siempre con integridad. No hagamos nada que luego no podamos justificar. Actuemos siempre siguiendo los preceptos y las instrucciones de DIOS y veremos que ya no necesitaremos hacer uso de la mentira, pues lo que hemos llevado a cabo está justificado por la palabra de DIOS.
Actuar de otra manera implica que estaremos expuestos a la vergüenza cuando la verdad sea revelada, porque nada quedará oculto, y porque también nuestra relación con DIOS se verá afectada por la presencia de lo que es aborrecible a ÉL en nuestra vida.
Recordemos que la verdad es el cinturón de la armadura de DIOS, que siempre debemos llevar puesta para hacer frente a las artimañas del enemigo. La verdad mantiene la armadura ceñida a nuestro cuerpo. Al tener presente que Jesucristo es el camino, y la verdad, y la vida, mantengámonos lo más alejados posible del engaño y la hipocresía, y nuestra vida será bendecida. Seamos el deleite de DIOS.
Padre Celestial, ayúdame a ser una persona íntegra, que no mienta y que haga siempre lo que es de tu agrado. En el nombre de Cristo, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario