¿Sabías que hay personas que realmente creen que el mundo es el resultado de una violenta explosión, y que todo salió dando vueltas hasta quedar en su lugar exacto? Esta teoría es conocida como “La Gran Explosión” o el “Big Bang. Ahora bien, ¿qué sucede en realidad. después de una gran explosión? ¿Acaso salen los objetos volando en perfecta armonía? Por supuesto que no. Una explosión solo causa destrucción y desorden.
Nuestro planeta no fue creado por una explosión, sino por nuestro Dios todopoderoso. Cada vez que estudiamos cualquier parte de la creación de Dios, terminamos sintiendo un profundo asombro y reverencia para con el Creador de todo.
Examinemos por ejemplo, una planta de maíz. ¿Existe esta planta como resultado de un plan maestro en la mente del Creador, o como resultado de una explosión?
Primeramente, sembremos un grano de maíz en buena tierra. Aunque ese granito nunca antes ha estado en la tierra, Dios introduce dentro de él, mucho “conocimiento”. Luego Dios envía los rayos del sol para calentar la tierra y lluvias para suavizar la semilla, lo que causa que germine. Entonces aparece una hoja y un tallo empieza a crecer. En el tallo van apareciendo nudos de los cuales brotan las hojas.
Las hojas van brotando por turnos; primero sale una por un lado, y después otra por el otro lado. Nunca brotan dos hojas seguidas por un mismo lado. Dios lo diseñó así para que la planta estuviera siempre bien equilibrada. Cada hoja brota por un lado, pero luego se enrolla alrededor del tallo y se extiende hacia fuera por el lado contrario. Dios lo diseñó así, para darle a la planta mayor firmeza contra los fuertes vientos. Con la cantidad adecuada de lluvia y sol, el tallo de maíz crece rápidamente. Los agricultores dicen que en una noche tranquila se puede oír el maíz creciendo.
Pronto, las delicadas yemitas de la borla empiezan a salir de un rollito de hojas en la punta de la planta. La borla de color bronceado es la flor masculina. Solamente nuestro gran Dios pudo haber diseñado la maravillosa función de la borla. Enseguida entenderás por qué Dios la colocó en la parte más arriba de la planta. Porque de haber crecido en cualquier otro lugar, la borla sería inútil.
A pesar de que las yemitas de la borla ya están saliendo, todavía no hay indicios de la mazorca. Pero si tú arrancaras una planta de maíz y luego la rompieras en uno de los nudos del centro, encontrarías que allí Dios tiene escondida una mazorquita diminuta dentro de una vaina delgadita.Esa vaina delgadita llegará a ser la hoja que envuelve la mazorca. La mazorca diminuta es la flor femenina. Cada planta tiene una flor femenina y una flor masculina, lo que significa que la planta de maíz es hermafrodita; es decir, que puede polinizarse a sí misma. Dios le dio a la planta de maíz todas las probabilidades para hacer sobrevivir y producir alimento, pues Él sabe que la gente y los animales alrededor del mundo necesitan maíz para sobrevivir.
La borla continúa emergiendo del rollito de hojas. Para que pueda derramar su polen, tendrá que salir completamente y extender sus anteras (hebras) como ramitas que salen de un arbolito miniatura.
Dios ha programado todo para que suceda en el momento exacto. A medida que la mazorca se desarrolla, se va abriendo paso hacia el exterior del tallo por uno de los nudos del centro. Dentro de la hoja (tusa) crecen muchos óvulos, los cuales llegarán a ser granos, y de cada óvulo sale una hebra delgadita que crece hasta salir por la punta de la mazorca. A estas hebras las llaman cabellos. Las hebras que crecen de los óvulos, que están en la base de la mazorca, crecen las primeras porque tienen que recorrer más distancia, mientras que las hebras de cerca de la punta sólo tienen que recorrer unos pocos centímetros. Sin duda, hay un Maestro que les dice a los cabellos cuándo deben crecer.
Las anteras de la borla, ya totalmente extendidas, empiezan a derramar polen dos o tres días antes de que los cabellos hayan salido de la mazorca completamente. Y el cabello ha alcanzado su madurez cuando sale y cae por los bordes de la punta de la mazorca. Los cabellos del maíz son húmedos, peludos, y pegajosos. Luego, Dios levanta suaves brisas y empiezan a caer nubes de granitos de polen, desde la borla en la punta de la planta. Generalmente, la caída de polen continúa de unos cinco a ocho días más. Durante esos días la borla derrama millones de granitos de polen. Los científicos calculan que por cada hilo de maíz en la mazorca, la borla produce de 20.000 a 50.000 granitos de polen. De una cosa sí podemos estar seguros: nuestro Dios no es tacaño. Una mala cosecha casi nunca se debe a una falta de polen.
Dios creó los cabellos del maíz húmedos, peludos, y pegajosos para que atrapen los granitos de polen. Por lo menos, un granito de polen debe caer sobre cada cabello de maíz para que el óvulo se fertilice y llegue a ser un grano de maíz. De lo contrario, nunca podríamos disfrutar de mazorcas gorditas, jugosas, y doraditas. Cuando el granito de polen cae sobre el cabello del maíz, se divide en dos y se convierte en gemelos. ¿Quién sino sólo Dios puede hacer que los granitos de polen se dividan? Uno de los gemelos forma un tubo dentro del cabello de maíz para que el otro gemelo pueda deslizarse hasta él óvulo.
En 24 horas está terminada la fertilización. A los pocos días el agricultor sabe si la fertilización ha ocurrido. El agricultor puede ver que el cabello del maíz va cambiando de color, de un verde claro a un café rojizo, y después a un café oscuro. Además, las mazorcas empiezan a hincharse a medida que los granos van creciendo y formando hileras bien ordenadas. Las mazorcas siempre tienen un número par de hileras. Nunca tienen un número impar.
Imagínate todo lo que va acumulado dentro de un grano de maíz cuando lo siembran. ¿Crees que esta historia de la maravillosa planta de maíz suena como algo que pudo haberse desarrollado a consecuencia, de una gran explosión? ¡Nunca, jamás! Nuestro Dios es un Dios de orden, nunca cambia. Podemos tener la seguridad de que la creación siempre va a reaccionar con orden, según las leyes que Dios ha establecido. ¡Alabemos a nuestro maravilloso Creador!
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