“No puedo” es la peor frase que se ha escrito o hablado. Hace más daño que la calumnia o las mentiras. Con ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y muchos buenos propósitos mueren. Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roba el valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos, como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
Suena en nuestros oídos, como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
“No puedo” es la madre de la iniciativa débil; la dice quien adopta al terror y al trabajo a medio hacer.
Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos y hace del que trabaja un indolente conformista.
Envenena el alma del hombre con visión negativa, aplasta en su infancia muchos planes.
Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y los sueños del hombre.
“No puedo” es una frase que nadie debería pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza.
Continuamente aplasta la ambición y el valor; destruye el propósito del hombre y acorta sus metas. Despréciala con todo tu odio por el error que inculca; niégale el alojamiento que busca en tu mente.
Continuamente aplasta la ambición y el valor; destruye el propósito del hombre y acorta sus metas. Despréciala con todo tu odio por el error que inculca; niégale el alojamiento que busca en tu mente.
Ármate contra ella, como contra una criatura de terror y todo lo que soñaste algún día lo obtendrás.
“No puedo” es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.
Ódiala, con odio profundo y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo hombre obviando la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole: “Sí puedo”.
Los que amamos a Dios, sabemos que Él todo lo puede y en Él nosotros lo podremos, y si acaso no podemos, Él nos dirá: tú no puedes, pero déjame a Mí, que yo sí puedo.
Los que amamos a Dios, sabemos que Él todo lo puede y en Él nosotros lo podremos, y si acaso no podemos, Él nos dirá: tú no puedes, pero déjame a Mí, que yo sí puedo.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13.
Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Mateo 9:28.
Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Mateo 9:28.
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