Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5
Hubo un tiempo bajo la ley del Antiguo Testamento, en que Dios estaba contigo solamente cuando obedecías por completo. Pero cuando fallabas, te dejaba. Sin embargo, hoy estamos bajo un pacto completamente diferente y Dios nunca nos dejará. ¿Por qué? Debido a lo que Jesús hizo en la cruz. Ahí se convirtió en nuestro holocausto. Llevó nuestros pecados y nuestro castigo. El juicio de Dios contra nuestros pecados, cayó sobre Él, que fue abandonado en la cruz por su Padre para que hoy nosotros podamos tener la presencia constante, incesante, de Dios en nuestras vidas.
Significa que cuando estás animado, Él está contigo. Cuando estás decaído, Él está contigo. Cuando estás feliz, Él está contigo, cuando estás triste, Él está contigo, cuando estás haciéndolo bien, Él está contigo, incluso cuando fracasas, ¡Él todavía está contigo! ¡A eso es a lo que se refiere Jesús cuando dijo que nunca te desamparará ni te dejará!
En caso de que aún no estés convencido, el texto original griego expresa: Cuando Dios dijo: “Nunca te desampararé, ni te dejaré”, se emplea una “doble negativa” para transmitir el sentido más fuerte posible de “nunca” en este idioma griego. Se utilizan las palabras griegas que significan, “nunca jamás”. Y esta doble negación aparece dos veces en esta declaración de parte del Señor. Dios está diciendo: “¡Yo nunca, nunca te desampararé y nunca, nunca te dejaré!” La Biblia Amplificada pone de manifiesto la fuerza de lo que Dios realmente quiso decir: De ninguna manera voy a fallarte, ni a abandonarte, ni a dejarte sin mi apoyo. ¡Yo no!, ¡Yo no!, Yo no te dejaré nunca desamparado ni abandonado, ni te fallaré. ¡Ciertamente, no! Hebreos 13:5 (traducción libre).
Padre, estoy muy contento por tener tu constante e incesante presencia en mi vida, debido al intercambio divino en el Calvario. Si estoy animado o decaído, si feliz o triste, si lo he hecho bien o lo he hecho mal, Tú estás conmigo. Tu ayuda, protección, disposición, fuerza y poder están de mi lado. No tengo nada ni nadie a quien temer. ¡Gracias!
¡Dios nunca, nunca, de ninguna manera, en ningún tiempo, me deja desamparado ni abandonado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario