jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Dónde está Dios?

Muchas veces nos hemos encontrado en situaciones difíciles y no sabíamos qué hacer, cómo orar, y a quién buscar para desahogarnos. Nos encontrábamos entre la espada y la pared y sin ninguna salida. Y en medio de la situación, nos preguntábamos ¿Dónde estás Dios, en mis circunstancias? Parece que Dios se ha olvidado de mí.

Juan 11:28-44 nos habla acerca de Marta y María. Ellas también se sintieron solas y olvidadas cuando su hermano Lázaro murió. Tenían fe en que Jesús las iba a visitar y sanar a su hermano, pero se entristecieron al ver que el Maestro no llegaba para sanarlo. Pero para todo hay un plan del Señor, aunque pensemos que todo se ha acabado. A pesar de la tristeza y desconsuelo, ellas no sabían que en medio de sus penalidades, iba a acontecer un milagro de Dios. Dieron a su hermano por muerto porque Lázaro ya hacía cuatro días que murió, y habían perdido sus esperanzas.
Inline image 1Pero lo que estaba dado por muerto, Dios estaba a punto de darle vida. No importan los fracasos y golpes que tú hayas pasado en la vida, que Dios te dice: Tu matrimonio resucitará; lo que tú ves perdido, Dios le dará vida. Tu relación con tu familia renacerá, tus negocios, tu retiro, tu pensión, tus papeles migratorios, el informe médico, el progreso escolar de tus hijos, tus sueños, tus estudios, tus finanzas..., todo cobrará vida en el nombre de Jesús. Jesús tiene la habilidad para hacer eso y más, solo tienes que tener un granito de fe. Le dijo Jesús: “Yo Soy la Resurrección y la Vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 
Debes entender y creer que Dios nunca llega tarde, que todo tiene un propósito Eterno y solo debemos creerle a Él. Jesús llegó en el momento en que todos habían perdido la esperanza. No llegó tarde, era propósito que Jesús llegara al cuarto día para dar Testimonio del Poder Milagroso de Su Padre Celestial. Marta y María pensaron que el Señor se había olvidado de ellas y de su hermano Lázaro, pero no fue así. Dios siempre está al control de sus Hijos. Ellas pensaban que todo se había acabado, sus esperanzas las daban por acabadas. 
Cuando pienses que todo se ha acabado, todo lo que tú has dado por perdido, Dios hoy le ha dado vida. 
¿Habrá algo difícil para Dios? Jesús llegó a la casa de Marta y María y les devolvió vivo a su hermano que estaba dado por muerto. ¿Habrá algo difícil para Dios? El Señor te dice: Yo Soy la Resurrección y la Vida, Yo he venido a devolverte lo que el enemigo te ha robado, Vengo a decirte que Yo peleo tus batallas, Yo Soy Dios el Todopoderoso, Yo Soy tu Sanador, tú no estás solo, nunca te he dejado, tú no estás sola, llevo tu nombre grabado en la palma de Mi Mano para acordarme siempre de ti. 
María y Marta pensaban que estaban solas, pero Dios llegó a tiempo y cambió sus lamentos en baile. Hoy el Señor cambia tus lamentos en baile.
Padre nuestro que estás en los cielos, Padre Celestial, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Hoy vengo ante tu presencia para adorarte y bendecir tu Nombre. Señor, no hay nadie como Tú. Gracias por estas palabras dirigidas por el poder del Espíritu Santo, para bendecir a tu pueblo. Hoy declaro el poder de Dios sobre tu vida en este día hermoso, el Señor se ha acordado de ti y extiende Su Mano para sostenerte. Tú no estás solo. Hoy el Señor nuestro Dios, está viendo tu dolor y te dice: No temas, Yo te ayudo. Declaro en el nombre de Jesús, que Dios cambiará tu tristeza en alegría. Declaro que el enemigo no prevalecerá contra ti. Declaro en el nombre de Jesús, que eres cabeza y no cola. Te bendigo en el nombre de Jesús. Declaro lluvias de bendiciones a tu vida y a tu familia. Oro por tus finanzas para que sean multiplicadas y nunca tengas escaseces. Marta y María recibieron la buena noticia de que su hermano había resucitado. Hoy declaro en el nombre de Jesús, que tú recibirás buen reporte médico, solo créele a Dios y así será, en el nombre de Jesús de Nazaret. El mismo Dios que sanó a los enfermos paralíticos, a los ciegos, que sanó a la suegra de Pedro, a la hija de Jairo, a la mujer del flujo de sangre y resucitó a Lázaro, es el mismo de ayer, de hoy y para siempre. Él ha venido a tu casa hoy para darte vida y vida en abundancia. Solo cree. Y la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento esté en tu casa siempre. Amén.
No moriré; sino que viviré para contar lo que hizo el Señor” (Salmos 118:17).

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