viernes, 22 de agosto de 2014

Ora más, preocúpate menos

Un estudio de las cosas por las que la gente se preocupa más, reveló que el 40% de las personas se preocupan por cosas que nunca suceden. Otro 30% se preocupa por cosas que no se pueden cambiar aunque se preocupen por ellas. El 12% de las preocupaciones están injustificadas sobre problemas de salud. Otro 10% de todas las preocupaciones son sobre cosas insignificantes, cosas como: ¿Apagué las luces? ¿Le di de comer al perro?
Si estás haciendo el cálculo matemático, el 92% de las cosas por las que nos preocupamos, no vale la pena pagar por ellas el esfuerzo emocional. Entonces, ¿por qué preocuparse?
Un escritor literario dijo: “La preocupación es el interés que pagamos hoy por los problemas que surgirán en el mañana”.
De manera que, la próxima vez que la preocupación toque a tu puerta, sería bueno que recordaras que a Dios nada le pilla de sorpresa, y que siempre puedes apoyarte en Él a través de la oración.
Pon todas tus cargas y preocupaciones en Él. Dios tiene cuidado de nosotros. Como puedes ver, Dios no está esperando que te des cuenta de tus fallos para castigarte. Su profundo deseo es conectarse contigo y acompañarte a través de los altibajos de la vida. De hecho, la Biblia compara a Dios con una roca. En la antigüedad las personas se referían a Dios como la roca de salvación, serenidad, fortaleza, y estabilidad.
No hace mucho, un barco se hundió en la costa durante una tormenta. Un niño que iba a bordo, fue arrollado por las olas y empujado hacia una roca. El pequeño permaneció allí sentado durante toda la noche hasta el día siguiente, cuando un guardacostas lo vio y lo rescató. Hacía mucho frío, así que el guardacostas le preguntó: ¿Temblaste de frío mientras estabas sentado ahí en la roca durante la noche?” El pequeño respondió: “Sí, temblé de frío toda la noche pero la roca no”.
La próxima vez que empieces a preocuparte, ve a la Roca.

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