lunes, 28 de julio de 2014

Prueba de Amor

Un hombre trabajaba como operador de un puente por donde pasaban los trenes y tenía un hijo a quien amaba mucho. Al niño le encantaba observar cada tren y percibir los rostros de los pasajeros, y a muy pocos se los veía felices o disfrutando de su viaje, la mayoría reflejaba en sus rostros, tristeza, preocupación, enojo y soledad.
Un día se produjo un fallo técnico en la cabina, lo que llevó al operario a tomar una difícil decisión: permitir que todos los pasajeros murieran o empujar la palanca y dejar que su único hijo fuera aplastado por el puente, porque el niño, al darse cuenta de lo ocurrido, quiso impedir que hubiera un accidente y se fue a uno de los rieles para mover otra de las palancas, que se encontraba en el interior de la caseta, pero lamentablemente, cayó dentro de ella y no hubo tiempo para rescatarlo porque el tren venía a gran velocidad.
La salvación de todas aquellas personas requirió el sacrificio de ese padre y de ese niño. De la misma manera, Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16
¿No crees que esta es una razón más que suficiente para darle gracias a Dios por haber enviado a su Hijo único, Jesucristo, por la salvación de toda la humanidad? Si hasta éste día no reconociste este gran sacrificio, anímate a hacerlo hoy, porque no hay mayor prueba de amor que la que hizo Jesús en la cruz del calvario, al dar su vida por ti y por mí aun sin merecerlo.
Fue oprimido y tratado con crueldad, sin embargo no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. Isaías 53:7 (NTV)
La muerte de Jesús, nos trajo esperanza y salvación; agradezcamos cada día su incomparable amor.

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