viernes, 11 de julio de 2014

La última tentación - Tentado en la seducción (5)

La tercera tentación estuvo ligada a la seducción. “… le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras” (Mateo 4:8-9). Le desplegó una visión panorámica de todos los reinos de la Tierra. Cuando Mateo dice “le mostró” usa la palabra deiknymi (δείκνυμι), que algunas veces, como ésta, tiene la connotación de “explicar, demostrar o convencer”. 
El tentador tratará de convencernos. Pero si estamos seguros de en quién hemos creído, venceremos. Le mostró “los reinos del mundo y la gloria de ellos”. La palabra gloria es en griego doxa (δόξα), que significa poder, influencia y fama. ¿En qué consistía esa seducción? En “obténgalo ahora; sin precio; sin sufrimiento; sin esperar; sin procesos; sin caminar tanto. Ahora mismo, solo un gesto de adoración y ¡listo!”.
El “si condicional” que el diablo utiliza aquí, es diferente a los otros dos anteriores de los versículos 3 y 6. El “si” del verso 9 en griego es ean (ἐάν), mientras que en los versos 3 y 6 es ei (εἰ). Este “si” sugiere que Satanás no está seguro de la decisión del Señor, pero piensa que, probablemente se arrodillará ante él. Esta seducción es idolatría. Idolatría es todo aquello que le quita el lugar, el tiempo y la prioridad a Dios. 
Muchos líderes, en su fragilidad, están cayendo en esta última tentación. El éxito los arranca de sus hogares y de su relación con Dios. Sacrificar convicciones por mejoras salariales, puestos políticos o fama es una sutil seducción. Pero el Señor, con autoridad, contesta: “¡Vete, Satanás! Porque al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás”, ahora cita Deuteronomio 6:13. Es en esta tentación, cuando el Señor lo llama Satanás, que significa adversario. Esta es la primera vez en Mateo que aparece la palabra Satanás. En otras palabras: “eres un adversario y no puedes usurpar el lugar que solo le pertenece a Dios”. Un final de gloria, “… he aquí ángeles vinieron y le servían”. El verbo servían, aquí es diakoneō (διακονέω) que se traduce como “atender sus necesidades”. 
De forma maravillosa, vemos que quien rehusó convertir las piedras en pan, es servido con comida por los ángeles; quien rehusó tirarse del templo para que los ángeles lo recogieran, ahora es atendido por mensajeros divinos; y quien rehusó tener los reinos bajo sutil seducción comienza en el mismo capítulo 4, versículo 17, a hablar del Reino de Dios. No cedas a la última tentación que te vendrá, di no. Cita la Palabra de Dios, mira a Jesús, quien te contempla en gloria y vive bajo la dimensión del Espíritu, y verás la gloria de Dios cerca de ti. Recuperarás lo perdido en el jardín, y los ángeles te servirán y te fortalecerán. Amén. 

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón. Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre. Hebreos 12:2-4 

¿Cuál fue tu tentación más fuerte? ¿Cómo la estás afrontando? 


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