jueves, 3 de julio de 2014

Cómo ayudar a cambiar las Malas Actitudes de otros - Reflexiones

Durante un año tuve una estudiante que se comportaba de forma inadecuada. Esta historia empieza mi primer día de trabajo. 
Cuando ingresé al quinto curso de secundaria a dar mi primera clase, me encontré con un grupo de estudiantes rebeldes e indiferentes. No fue difícil identificar a la líder que a propósito, era una señorita muy inteligente.
Cada vez que entraba al aula de clases, esta señorita, de nombre Sandra, empezaba a inquietar al resto de alumnos, se ponía en pie encima del pupitre sin pedir permiso,... en pocas palabras, hacía lo que le daba la gana.
refle-teacher24aMi posición frente a ella, era la de ponerla en su sitio y disciplinarla. Pero esto no calmaba para nada a esta señorita.
Un día, ya cansado de reprenderla me hice una pregunta a mísmo, ¿cómo puedo cambiar la actitud negativa de Sandra?
Gracias a Dios, se me ocurrió una idea genial. Pedí a todos los alumnos que fueran a la biblioteca, y que yo les llamaría uno por uno para hablar con ellos.
Mientras iba conversando con cada uno de mis estudiantes, me di cuenta que Sandra influenciaba muy sutilmente en todos.
Llegó el momento de conversar cara a cara, sin ningún testigo, con esta estudiante.
Se sentó frente a mí, me miró a los ojos como desafiándome y esperando que la retara, pero se encontró con la sorpresa de que su profesor le pedía disculpas por tratarla de forma enérgica y a veces tosca.
Luego le dije que ella era una mujer muy inteligente y que sería una gran líder, que Dios la había escogido para influir en muchas personas, pero que necesitaba ir madurando su carácter y que debía cambiar de actitud, si quería llegar a ser verdaderamente importante. 
De pronto, su rostro altivo se transformó. Empezó a llorar y dijo: discúlpeme por comportarme tan mal con usted, he tenido problemas en todos los colegios en que he estado por mi forma de ser, y este es uno más de ellos.
Mientras lloraba, mi corazón se quebrantó y empecé a llorar con ella. Fueron unas lágrimas hermosas, y desde ese día en el aula, todo empezó a cambiar porque ella y yo nos comunicamos y nos perdonamos.

Cuando bajamos de nuestro pedestal y nos volvemos humildes, además de recordar que cada persona tiene emociones y sentimientos, que sufre, llora, ríe, que es sensible, también pueden ocurrir milagros.
Es hora de comunicarnos deponiendo actitudes y dando lugar al perdón.
Juan 13:35
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”
Proverbios 15:1
La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.

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