miércoles, 23 de julio de 2014

Al Final De Mi Cadena - Crecimiento personal-espiritual

Nosotros somos descendientes de Abraham, le contestaron, y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir que seremos liberados? Juan 8.33
En una ocasión viajamos a otros país para dar un seminario en un fin de semana. Cuando llegamos a la casa en donde nos quedaríamos, vimos que en el frente, la propiedad estaba bordeada de hermosos árboles gigantes y viejos. Encadenados a cada árbol, en el medio, había un perro guardián.
Los perros se quedaron quietos en su lugar ladrando sabiendo que, por sus cadenas, no podían ir muy lejos. Sin embargo, uno de los perros hizo algo diferente.
Cuando veía a un pájaro o un coche pasar, salía corriendo tras ellos. Y cada vez, justo cuando estaba a punto de llegar a su meta la cadena tiraba de él y sacudía al perro con el tirón. Era como si el perro no supiera que estaba encadenado a un inmenso árbol inmovible.
Muchos de nosotros vivimos la vida como ese perro. Si le preguntases a una persona que vive de esa manera, si está viviendo en libertad, probablemente te respondería que sí. Probablemente te diría, “Mira al país en el que vivo. Mira a mis padres o a mi vecindario. Mira mi trabajo, mi casa y mis cosas. No soy esclavo, soy tan libre como es posible. Mira la iglesia a la que asisto, soy cristiano.”
Este tipo de gente se mete en la iglesia rápidamente. Les encanta estar involucrados, estar activos y haciendo muchas cosas. Pero luego, cuando parece que están a punto de hacer algo increíble, son detenidos y jalados con una sacudida. Son contenidos y están encadenados. Para alguna gente, lo fundamental es el amor al dinero, sus pertenencias, su estilo de vida y la comodidad. Pero son esclavos del pecado en sus vidas.
En el versículo mencionado la gente estaba respondiendo a Jesús cuándo El les dijo cómo ser libres. Les dijo que si creían en la verdad que Él les estaba enseñando, entonces serían libres. ¡Ser liberados?, preguntaron. “¡Ya somos libres!” 
Dale un vistazo a tu vida. ¡Eres realmente libre? Si Dios te pidiese que te mudaras a otro país, que vendieras todas tus pertenencias, que cambiaras de trabajo o que terminaras una relación, lo harías?
Si cuando lees la Biblia y llegas a un pasaje en donde se resalta algo que necesita ser cambiado en tu vida, lo cambiarías, sin importar lo qué? Ten en cuenta que fuiste hecho para vivir libre en Jesús. ¡Estás viviendo libre o estás viviendo al final de una corta cadena?
 

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