miércoles, 23 de julio de 2014

A tu lado

Ciertas cosas en la vida, me hacen pensar cómo el ser humano siempre necesita de alguien para ser completamente feliz.
Definitivamente, somos seres creados para estar en sociedad; con la edad, nos damos cuenta que necesitamos relaciones humanas. Está claro que no se concibe la vida de un ser humano siempre solo, necesitamos la pareja. Un bebé no puede sobrevivir solo, necesita alguien más; a lo largo de su crecimiento el niño necesita a un padre o una madre que le provea y cuide; en la adolescencia o en la juventud los hijos dependen de los padres.
a tu lado
Y llega un momento en que se cumple la escritura, que dice: no es bueno que el hombre esté solo, y él inicia la búsqueda de su pareja... Comienza con la observación y análisis de las posibles candidatas a elegir, determinando los aspectos sociales, económicos, culturales y hasta religiosos de la que será la compañera de toda su vida.
Después de un tiempo de romance, decide compartir el resto de su vida bajo cualquier circunstancia (en las buenas y en las malas, en la salud y enfermedad, en la riqueza y pobreza…). Entonces, comienza el ciclo comentado al principio, y se necesitan al menos dos personas para traer al mundo a una tercera, y a otra más, y a otra más..., hasta que deciden completar su familia.

Pasado el tiempo encontraremos que cada una de las personas que han estado a su lado, llámese padre o madre, hermanos, amigos, buenos vecinos, compañeros de escuela, compañeros de oficina, pareja o tal vez hasta un hijo ya no están más ahí, se han ido o mejor dicho, se han adelantado en el camino. Miramos alrededor y ahora estamos solos.
Pero a tu lado, siempre ha estado alguien que ha guardado tu vida, que te ha bendecido, te ha salvado de muchas cosas que tal vez ni te imaginas, ha enviado sus ángeles cerca de ti para que tu pie no tropezara en la piedra, su bien y su misericordia han sido un regalo cada mañana, DIOS.
Si has vivido una vida de relación auténtica y de paz en Dios, podrás decir esta hermosa declaración.

Tú me enseñaste a vivir como a ti te gusta.
¡En tu presencia soy muy feliz!
¡A tu lado soy siempre dichoso!
(Salmos 16:11 TLA)

DIOS, agradezco que nunca me has dejado solo, ahora sé y entiendo que gracias a ti he llegado hasta aquí. Jesús, quiero confirmarte como mi amigo, yo a tu lado y Tú al mío, sigue siendo mi fiel amigo, ese que no me abandonará nunca. Amén.

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