jueves, 19 de junio de 2014

Tiempo de Agradecer

¡No tengo dinero para prestarte! Fue la declaración de una joven mujer ante la quiebra económica de su madre…
Con vehículos y una hermosa casa propia, tierras, bienes… y después de haber sido alimentada, cuidada y educada por sus progenitores, su osada respuesta fue: ¡NO TENGO!
Fingió pasar una mala etapa económica,...¡habiendo heredado todo de sus padres! La madre, siempre comprensiva, dijo: mi pobre hija no tiene, no me puede ayudar…
Una de las palabras favoritas de mi escaso vocabulario es: ¡GRACIAS! Palabra que, muy poco suelo escuchar o leer. Porque “gracias" se dice con la boca, pero también con los hechos. No sé si hay algo más encantador y esperanzador que encontrarnos con una persona agradecida.
El caso es que, no podemos esperar que el milagro del agradecimiento suceda… pues el ser humano ni siquiera agradece a su Creador.
Seguro que la falta de agradecimiento se produce, al mirar el fruto de nuestro trabajo y convencernos de que somos nosotros quienes hemos logrado todo. Entonces creemos que somos dioses.
La Biblia dice en Salmo 103:2, "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios".
Aquí el Salmista se da una orden a sí mismo y dice: ¡BENDICE ALMA MÍA A JEHOVÁ!, es decir, glorifica al Señor, reconócelo en todos tus caminos.
Luego continúa diciendo: NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS… como,
Abrir los ojos en la mañana… y ver la luz del día.
Comunicarte con el prójimo casi sin pensarlo siquiera…
El pan en tu mesa…
La satisfacción de amar y ser amado.
Aquellos abrazos de los llamados “amigos”.
Esos tesoros, herencia de Jehová….
Las flores que alegran nuestros paisajes y aquellos animalitos preciosos, que creó para hacernos reír…
Se podría continuar la lista, intentando “no olvidar ninguno de sus beneficios”.
Haz una lista de los beneficios de Dios para contigo, tómate un tiempo para leerlos atentamente y decirle a tu alma que AGRADEZCA  a Dios.
Si logramos ser agradecidos con Dios que nos ha dado todo…, tal vez podamos aprender a ser agradecidos con aquellas personas que nos han hecho bien.
O tal vez, puede que esperes morir para estar frente a tu Creador y decirle ¡gracias!, ¿de qué serviría entonces?
Puede que esperes ver la muerte de un ser querido, un amigo, tu pastor o tus padres para llevar un ramo de flores en tus manos.
No llegues tarde con tus flores… Es probable que la hija del principio de esta reflexión, llegue en poco tiempo a la tumba de su madre, con los ojos enrojecidos por el llanto y  con un ramo de flores de alto valor…. ¿De qué servirá entonces?
Romanos 1:21, "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido".
No seamos de corazón necio… dediquemos un tiempo a Dios para agradecerle y también a aquellos que de alguna manera, nos han hecho bien.

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