martes, 24 de junio de 2014

Desarrollando intimidad con Dios en oración

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Mateo 11;12
Hoy día, infinidad de personas anhelan tener poder espiritual. Desean que Dios actúe con poder en sus vidas; sin embargo, no quieren pagar el precio de desarrollar intimidad con el Señor. No estiman que si están en Su presencia, orando, están preparando el camino para que su Poder los asista en el ministerio y desenvolvimiento cotidiano. Recuerde que orar es depositar nuestra confianza en Dios, reconocer Su poder ilimitado y creer firmemente, que cuando oramos las circunstancias van a cambiar.
I. Después de recibir a Cristo, el paso más grande para el creyente debe ser aprender a orar (Lucas 11:1)
1. La oración era un principio de vida del Señor Jesús (Marcos 1:35)
2. Aunque las jornadas diarias eran muy intensas, el Señor Jesús tomaba tiempo parar orar (Lucas 5.16)
a. El Señor Jesús comenzaba y terminaba sus jornadas cotidianas en oración.
b. Cuando oramos, expresamos nuestra plena confianza en Dios.
3. Las múltiples ocupaciones diarias y el cansancio no eran excusa para que el Señor Jesús dejara de orar (Mateo 14:23)
a. El Señor Jesús pasaba largos períodos en oración.
b. El Señor Jesús buscaba intimidad con el Padre en oración (Marcos 6:46)
II. El cristiano está llamado a desarrollar intimidad con Dios en oración (Mateo 6:1-8)
1. Nuestros tiempos de oración los conoce Dios y por tanto, no debemos hacer alarde de los minutos y horas que pasamos en Su presencia (versos 1, 5).
2. Es importante que apartemos un lugar o un espacio para orar (verso 6)
3. Un principio fundamental de la oración: orar no es otra cosa que hablar con Dios, desarrollar intimidad con Él (verso 7)
4. La oración vuelca en el Señor lo que somos y necesitamos, y Dios que nos ama, responde con poder (verso 8)
III. Quien ora a Dios experimenta una vida de milagros (Lucas 11:1-13)
1. El Señor Jesús nos enseñó que es en Dios en quien debemos depositar nuestra confianza en oración (versos 5, 6)
2. El Señor Jesús nos enseñó que en oración alcanzamos todo aquello que pedimos al Padre (versos 7-12)
3. El Señor Jesús nos enseñó que Dios responde a las oraciones de quien persevera (verso 13. Lucas 18:1)
4. Si no sabemos cómo orar, es necesario que nos sometamos al Espíritu Santo quien intercede por nosotros (Romanos 8:26)
Conclusión: Todo creyente que se declara seguidor del Señor Jesús, tal como Él lo hizo, debe desarrollar intimidad con Dios en oración. Es un principio que debe aplicar a su cotidianidad, sin que las jornadas extenuantes constituyan un pretexto para no ir a la presencia de nuestro amado Dios y Creador. Él nos ama, escucha nuestro clamor y responde con poder. Esa es la seguridad que tenemos cuando vamos a Su presencia.

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