martes, 24 de junio de 2014

Cuando la lámpara se apaga

¡Qué cosa! Mis padres, ambos, nacieron en un mes de Julio y partieron a la Eternidad en un mes de Octubre, de distintos años, claro está, pero nunca dejó de llamarme poderosamente la atención esa notable coincidencia, como si Dios, el autor de la vida,  quisiera decirme algo al respecto.

En octubre de 2009 mi madre partió a la presencia del Señor. Recuerdo que en aquella ocasión, en lugar de un “funeral”, ella tuvo una despedida, que es otra cosa muy distinta. No fue un doloroso y desgarrador “hasta siempre”, sino un emotivo y esperanzador “hasta luego”, en la más absoluta certeza de que nos iremos a ver de nuevo. Esta esperanza, esta certeza, fue de gran consuelo y ayuda cuando mucha gente que no entendía esto, nos hacía llegar su “pésame” por la “pérdida”, por el “deceso”…

Este recuerdo afloró en mi mente cuando recibí esta frase de un autor anónimo, que atentamente una amada hermana me hizo llegar a través del correo electrónico:

“La muerte no es el extinguir de la luz de un cristiano, sino el apagar la lámpara porque ha llegado su amanecer.”


Muchas personas viven lamentando la partida de un ser amado. Suficientes razones para hacerlo tienen y, a veces, la partida de un ser amado hacia la eternidad, coincide con la partida de un ser además de amado, necesitado; lo cual empeora las cosas y hace aún más problemático tan lamentable trance.

La partida a la Eternidad de Moisés, significó exactamente lo mismo para Josué. Sin embargo, la esperanza en el reencuentro y estas palabras de aliento procedentes, de nada más ni nada menos que de Dios, aportaron el consuelo, las certezas y la fortaleza que tanto Josué, como tú y yo necesitamos.

Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
(Josué 1:5-7 RV60)
Tu pueblo es tu familia, y por la Gracia nuestra fe nos es contada por justicia y cumplimiento de la Ley. Por eso mismo, Josué fue quien con el poder de Dios, derribó los muros de Jericó.
Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días.
(Hebreos 11:30 RV60)


¡ÁNIMO! ¡Si un ser querido apagó su lámpara, es porque llegó su amanecer!

A ti aún te quedan muchos muros por derribar. Esfuérzate y sé valiente, te dice Dios. Te bendecirá y te acompañará.

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