miércoles, 28 de mayo de 2014

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales como a Cristo

Efesios 6: 5-8  Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

La exhortación va, ahora, de siervos a amos, indicando las relaciones laborales en los cristianos. En estos versículos, Pablo da a conocer una serie de recomendaciones para los trabajadores cristianos. Principalmente, se hace referencia a dos acciones: obedecer y servir.

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo. Los siervos representaban la fuerza laboral de la época de Pablo. Hoy, en nuestra sociedad, la clase trabajadora serían los empleados o trabajadores de empresas, tanto públicas como privadas. La exhortación es que obedezcan a sus amos terrenales con respeto, y siendo responsables por cumplir lo que se les pide, hacerlo y hacerlo bien. Así pues, el trabajador cristiano trabaja con sencillez de corazón, con integridad, de buena gana, con entusiasmo y honradez, así como sirve al Señor, el amo por excelencia.

No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios. El trabajo del cristiano está influenciado por la relación que tiene con Cristo. Siendo siervo de Cristo, siempre está buscando hacer la voluntad de Dios, agradarle con su trabajo al Señor antes que pretender agradar a los hombres.
Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. El trabajador cristiano que hace la voluntad de Dios, sirve de buena voluntad y no por obligación. Sirve con su trabajo porque lo hace para Dios, sabiendo que del Señor recibirá su recompensa.

Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:22-24.

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