Cuando estabamos a pocos kilómetros de nuestro destino, algunos manifestantes cortaron él trafico de la ruta, por lo cual un trayecto que normalmente, habríamos hecho en 40 minutos, lo hicimos en 8 horas. Este fue un hecho triste y lamentable que no se lo deseo a nadie, pero lo más triste y lastimoso fue que, unas horas antes alguien me había informado que esto podría suceder y que posiblemente, me convendría tomar algún desvío por otra ruta, pero como no entendí muy bien lo que esta persona me decía y por vergüenza, no le pregunté nuevamente, porque este buen hombre estaba ocupado. Seguí mi camino como si nada, y ese fue mi gran error.
En la Biblia encontramos muchas referencias que nos hablan sobre allanar el camino, hacer sendas derechas para nuestros pies (Hebreos 12:13), en fin. … es como si se nos aconsejara, con relación al camino de la vida, que dejemos de transitar por calles de tierra, con pozos, barro, etc., y que comencemos por pavimentar, por asfaltar nuestros caminos para avanzar más rápido, y así lograr nuestras metas y sueños.
Esto significa que es nuestra responsabilidad ver de qué manera podemos hacernos el camino más fácil, más rápido, porque algunos con las decisiones que toman, con la gente que frecuentan, con los consejos que adoptan para sí, lo único que están haciendo es entorpecer su avance y complicarse la vida.
Siempre tienes que pegarte a personas que eleven tu vida, no a aquellos que te tiran hacia abajo y te lastiman, debes poner especial atención con qué tipo de personas estás relacionándote, porque el éxito vendrá a tu vida caso de mantener las relaciones correctas, es decir, caso de entablar amistad con aquellas personas que creen, alimentan y sostienen tus sueños.
Pero no sólo se trata de preparar nuestra vida de manera que el camino esté despejado para poder avanzar, sino que también es necesario preparar el camino para permitir que las cosas buenas vengan a nosotros.
Existen dos maneras básicas para tratar de alcanzar tus objetivos: una es cuando inicialmente, decides tu objetivo, te esfuerzas y vas tras él, y otra es atraer tu objetivo hacia ti, es poner en practica la ley de la atracción, es decir, preparar de tal manera el escenario de tu vida para que lo bueno de Dios venga hacia ti.
Normalmente utilizamos el primer método, corremos tras nuestro objetivo, muchas veces intentando forzar las cosas y terminamos cansados y frustrados.
La mayoría vivimos ansiosos, y le damos la espalda a lo que tiene verdadero valor en la vida, gastamos gran parte de nuestro tiempo y de nuestras energías trabajando más y más, para ganar más dinero, para comprar más cosas y para hacer lo que supuestamente, nos hará felices; y al transitar por este camino, algunos pierden lo más precioso de la vida, pierden la salud, agotan todas sus reservas físicas y emocionales, y quedan reducidos a nada. Otros pierden a su familia, y si no la pierden, se privan de los momentos más maravillosos, que son su tiempo de calidad con sus hijos, con su esposa o su esposo; en fin, este es un camino muy duro para alcanzar el éxito.
Pero Deuteronomio 28.1 enseña lo siguiente “…Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová, tu Dios, te exaltará sobre todas las naciones de la tierra y vendrán a ti, y te alcanzarán todas estas bendiciones, si escuchas la voz de Jehová, tu Dios… "
Debemos permitir que lo bueno de Dios, sus bendiciones vengan hacia nosotros y nos alcancen, la clave está en ESCUCHAR SU VOZ, es decir, ante todo obedecer sus mandamientos, hacer su voluntad, y permitir que Él gobierne nuestra vida. Cuando queremos andar por la vida fuera de la voluntad de Dios, haciendo lo que a nosotros nos parece y no lo que Dios quiere, estamos cerrando el camino e impidiendo que la bendición y el éxito lleguen a nuestra vida.
Supe la historia de un hombre al que llamaremos Juan. Todo le había salido mal en la vida, no había logrado tener nunca un buen trabajo, no pudo formar una familia... Ya había pasado la barrera de los 40 y tantos años, y se sentía un fracasado. Tenia un hermano que era exitoso pero que estaba enfermo, y necesitaba de forma urgente un transplante de corazón. Entonces, Juan decidió terminar con su existencia pensando que, ya que en vida no pudo lograr nada bueno, por lo menos en su muerte podría ser útil ofreciéndole el corazón a su hermano enfermo.
Lo sorprendente y triste del caso es que Juan se quita la vida, pero tardaron mucho tiempo en encontrar el cuerpo y para cuando esto sucedió, ya era demasiado tarde para hacer un trasplante, pues su corazón ya se había descompuesto. Ni en su vida ni en su muerte pudo hacer algo significativo; a pesar de tener buenas intenciones, nunca pudo lograrlo… algunos lo llaman mala suerte, otros nacer con mala estrella etc. Lo cierto es que hay muchos que andan por la vida tratando de sobrevivir, cansados de que todo les salga mal, y no encuentran una salida.
¿Qué tipo de cosas estás atrayendo hacia tu vida? ¿Cosas buenas, o cosas malas y negativas? ¿Te persigue el éxito, la paz, la prosperidad, la salud, o corren más rápido que tú y siempre te alcanza lo negativo, la depresión, la escasez, y la enfermedad?
La única salida para este mal es Jesucristo, PORQUE EL QUE TIENE A CRISTO tiene vida abundante, porque Él es la vida misma de Dios habitando en tu interior. Y cuando Dios vive en tu interior, las maldiciones que te frenaban son eliminadas.
Acepta a Jesucristo en tu vida, abre tu corazón a Él, no esperes más y comienza a obedecerle, estarás de esta manera, despejando tu camino para que todo lo maravilloso de Dios venga a ti y a los tuyos, y aunque tengas que enfrentarte a dificultades, no vas a estar desprotegido, Dios estará a tu lado, no te dejará ni te desamparará, porque siempre tiene cuidado de todos aquellos que entregan su vida a Él.
Cuando me aconsejaron desviar mi camino por otra ruta y así, evitar atrasos e inconvenientes, yo no hice caso, tal vez por quedar bien y por no querer incomodar o molestar a otros para que me explicasen el asunto con mayor claridad, o sencillamente, porque no creí que la cosa fuese tan grave. Lo cierto es que por no oír el consejo sufrimos las consecuencias, no sólo yo sino también mi esposa, que estaba conmigo en ese momento. Espero que tú no hagas lo mismo, que hagas los ajustes necesarios y determines caminar junto a Dios cada día de tu vida, oyendo su voz, obedeciendo sus mandamientos, para que no sólo tú veas bendiciones sino también tu familia. Y para que, también los que ocupan un lugar en tu corazón sean alcanzados por la bendición y por todo lo bueno de Dios.
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