Desde que fuimos creados, Dios nos dio la libertad de escoger. Todos tomamos decisiones en la vida, pero muchas veces, la influencia del mundo nos lleva a hacer cosas que no nos convienen o que pueden ser nocivas. Por ejemplo: ver películas pornográficas, involucrarnos en negocios ilícitos, murmurar, mentir, etc.
Pero nuestras decisiones siempre traerán consecuencias, sea para bien o para mal.
Algunos toman la decisión de conformarse con una realidad pequeña, aún teniendo capacidad para mucho más. Se comportan de manera estática, conformista y frustrada, ya que no llegan a alcanzar sus metas.
Otros, por el contrario, se atreven a intentarlo todo, incluso asumiendo los riesgos que sus decisiones implican.
Pero para desarrollar nuestro potencial al máximo, es necesario ante todo, ser disciplinados y estar dispuestos a evaluarnos continuamente, para corregir nuestros errores.
Dios creó al ser humano con gran capacidad, pero lamentablemente, sólo utiliza una parte de su potencial mientras que la otra queda desaprovechada. Dios nos dio libre albedrío, por lo cual cualquier decisión es nuestra: nos conformamos con lo que tenemos y que ya hemos alcanzado, o bien luchamos para alcanzar nuestro máximo potencial.
Debemos, pues, meditar y hacer la siguiente oración: “Dios ayúdame a crecer, a desarrollarme y a superar los errores del pasado, enséñame a caminar rumbo a los propósitos y metas que Tú quieres para mi vida.
Dios requiere de nuestro esfuerzo y valentía, para transformarnos en verdaderos conquistadores, pero la decisión la tenemos nosotros.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:9 (RV 1960)
Dios no te llamó al conformismo ni a la liviandad, esfuérzate y toma la determinación de alcanzar tus metas. No abandones los sueños que Dios puso en tu corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario