La excelencia viene cuando el obrero pone empeño en hacer lo mejor. Cada trabajo es un retrato de la persona que lo realiza, sin importar en qué consista el mismo, ya sea lavar coches, barrer el suelo o pintar una casa.
Hagámoslo bien la primera vez, no,...¡siempre! La mejor póliza de seguros para mañana es un trabajo bien hecho hoy.
Miguel Ángel había estado trabajando en una estatua durante muchos días. Estaba dedicando mucho tiempo a retocar cada pequeño detalle. Un transeúnte pensó que estas mejoras eran insignificantes y le preguntó a Miguel Ángel por qué se molestaba en dedicarles tiempo. Miguel Ángel contestó: “Las nimiedades hacen la perfección y la perfección no es una nimiedad”.
La mayoría de la gente olvida el tiempo empleado en hacer un trabajo, pero recuerda muy bien cómo fue llevado a cabo.
¡Cuán orgullosos estamos de hacer un trabajo no sólo bien hecho, sino con propósito! Tal vez muchos podamos estar de acuerdo con la primera parte del planteamiento, pero tristemente no todos concuerdan con la segunda, ya que muchas veces parece que obramos automáticamente, sin encontrarle sentido a lo que hacemos. Como si simplemente, mantuviéramos una máquina andando. Pero no es así. Lo que hacemos cuenta, y si lo hacemos con excelencia, cuenta aún más para Dios.
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