domingo, 11 de mayo de 2014

Honrar la vida con mi vida

En este momento, cientos de vidas se están extinguiendo. Tengo un pleno conocimiento de la vida de dos personas que, en este mismísimo instante, están luchando contra una enfermedad devastadora, que les impide vivir de una manera normal. Cuando nos enfrentamos a esta realidad y no nos pasa de largo, es inevitable tener que realizar algunos ajustes en nuestra visión de la vida y de la muerte.
Hasta antes de encontrarme con la muerte cara a cara, me parecía acreedora de temor y hasta un castigo. Pensar en que alguien a quien yo amo, dejase de estar presente físicamente y se transformase en una seguidilla de recuerdos, me parecía insostenible e insoportable. Hoy soy capaz de verlo de otra forma.
honrar la vida

Meses atrás, conversaba con alguien sobre este tema y, entre lágrimas, me podía dar cuenta que mi relación con la muerte pasó de ser “es complicado” a “está comprometido con”, porque me di cuenta de mi alto compromiso con la vida. 
Es cierto, sí, lo invariable es que todos algún día moriremos, dejaremos de ostentar este cuerpo de carne y hueso (algunos más carne, otros más hueso) y daremos nuestro último aliento de vida. No obstante, me parece necesario prepararse para ese momento, tanto para cuando llegue el momento de partir de quienes amamos, como el nuestro. Y se me ocurre que, una buena forma de hacerlo es disfrutar la vida, sacarle partido y aprovechar cada instante, y cuando no me den ganas por mí mismo, hacerlo por aquellos, que pese a que se aferraron a la vida, no permanecieron entre nosotros.
Cuando pienso en lo anterior, se me ocurre la frase: “Honrar la vida con mi vida”. La palabra “honrar” viene del latín "honorāre", que quiere decir respetar a alguien,  enaltecer o premiar su mérito y dar honor o celebridad. Por lo tanto, honrar la vida con mi vida es respetar lo que soy y lo que hago, enaltecerla a través de actos extraordinarios, como desarrollar mi empatía con los demás o la capacidad de ayudar a los que necesitan de mí, es celebrar aquello que puedo hacer, por el simple hecho de poder hacerlo.
Bien sé que no es fácil hacer de tu vida una fiesta todos los días; existen días en que la actitud fiestera parece que se alejó de nosotros, que se la prestamos a alguien y no nos la devolvió. Pero si te fijas bien, está justo donde la dejaste, en el mismo sitio para ir a buscarla y para que la honres por ti, y por quienes quisieron y no pudieron.

Nuestra vida es un precioso regalo, no es infinita, pero nos llena de infinitos recuerdos; tal vez no siempre nos agradará la manera en que las cosas se dan, pero la podemos honrar a través de lo que hacemos, aprendiendo a tomar decisiones oportunamente, aprendiendo a correr riesgos.

Vive cada día honrando la vida con tu vida. Vive cada día intensamente, por ti, por quienes quisieron hacerlo con todas las fuerzas de su corazón y no lo pudieron hacer porque les faltó tiempo. Algún día alguien honrará la vida con su vida por ti, tal como lo hizo un día Jesús por ti y por mí.

¡Adelante!

No hay comentarios:

Publicar un comentario