jueves, 8 de mayo de 2014

Dentro de una manada

La cebra es un animal cuadrúpedo que tiene casi la misma morfología que un caballo, con la diferencia de que su pelaje es negro con rayas blancas, pero esta característica más que hacerlo una especie exótica, le ayuda a defenderse.
Para empezar, las rayas verticales contribuyen a poder esconderse entre las hierbas. A pesar de que esto puede parecer absurdo a primera vista, teniendo en cuenta que las plantas no son ni blancas ni negras, se supone que este "disfraz" es efectivo contra su depredador principal, el león, el cual es daltónico. Teóricamente, una cebra que permanezca quieta entre hierbas altas podría pasar desapercibida para un león.
Además, como las cebras son animales que viven en manada, las rayas ayudan a confundir a otros carnívoros que les acechan. Es decir, varias cebras que estén o se muevan juntas, pueden parecer un único y gran animal, haciendo que el león tenga problemas a la hora de elegir a un solo miembro para atacar. Un rebaño de cebras que se disperse para huir de su atacante, dará la impresión de ser una masa confusa de rayas verticales moviéndose en direcciones diferentes, haciendo que a un animal como el león, le cueste seguir visualmente a un individuo que no se separe de sus compañeros.
Por eso, una cebra apartada de su manada podría ser presa fácil para cualquier depredador.
Algo similar suele pasar en la vida de un creyente. Cuando uno se aleja de la iglesia es presa fácil del enemigo. Generalmente, quien se aparta se expone a recaer en viejos pecados, las ganas de orar y de buscar a Dios disminuyen notoriamente, se suelen retomar viejas y malas amistades, se apaga el fuego de la pasión que se sentía en el primer amor, los frutos del Espíritu Santo son cambiados por las obras de la carne, se es fácilmente arrastrado por pasiones desordenadas, etc. Poco a poco, el corazón se hace más duro, llegando a sentirse cada vez más alejado de Jesús.
Hebreos 10:25 dice: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Sabemos que Dios no dejó este versículo al azar, sino que forma parte de una recomendación para el bien de quien escucha y la pone en práctica; por ejemplo; un creyente que dispone su corazón, asistiendo frecuentemente a las reuniones de su congregación de fe, crece mucho más en el conocimiento de la Biblia y en la oración, y encuentra satisfacción en el servicio que realiza, halla amistades que le hacen crecer espiritualmente y sobre todo, fortalece su comunión personal con Dios.
No dejes, pues, que una pequeña excusa sin sentido te aleje de Dios, no permitas que algunos malos entendidos te aparten del llamado de Dios para tu vida, ni siquiera escuches la voz que te desmotiva para aislarte de tu iglesia. Más bien, continúa plantado en la tierra donde Jesús te puso, porque es ahí donde darás frutos.
Aunque una cebra no cuenta con nadie que la cuide, instintivamente sabe que, estando en una manada estará más segura que sola. Entonces, ¡cuánto más una "oveja"! que sabe, que estando dentro de su rebaño, cuenta con el amor y el cuidado de un buen pastor que es Jesús.
Salmos 122.1 “¡Qué alegría cuando me dicen: Vamos al templo del Señor!” Versión DHH.

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