lunes, 10 de marzo de 2014

Espere ser sanado

Jesús le libera a usted del dolor. El dolor no es la voluntad de Dios para usted. Jesús murió para que pudiera ser sanado de la enfermedad y el dolor.


Recientemente he sentido la necesidad de compartir con el pueblo de Dios la importancia de demandar de su unción. La palabra demandar significa "búsqueda o estado de ser buscado". 
Implica proseguir a pesar de los obstáculos, para llegar a un lugar donde está la unción y esperar que caiga sobre uno.

La mujer con el flujo de sangre demandó la operación de la unción sanadora y recibió su milagro. Una vez que se abriera paso entre la multitud, que se abriera paso a través de años de tratamientos fallidos, en medio del estigma de ser inmunda, su expectativa era que sería sanada.

Con demasiada frecuencia, el pueblo de Dios no recibe milagros y sanidad porque no demanda la operación de la unción. No prosiguen porque no esperan que suceda algo milagroso.
Algunas veces los creyentes se permiten desanimarse. Pero no permita que el diablo le convenza de no recibir su sanidad. Ponga sus pensamientos en Dios. Tiene que abrirse paso a través del desánimo y la frustración para que no se pierda su milagro. No permita que nadie le detenga, tiene que proseguir a pesar del problema, del estancamiento, de lo que sea, pero no se inquiete. Manténgase en el Espíritu y llegue al lugar donde está la unción, estire su mano y obtenga su milagro. Así como la mujer que se abrió paso, extendió su mano y fue sanada al tocar el manto de Jesús, usted también puede proseguir, extender su mano y asir su sanidad.

¡LA SANIDAD DE DIOS ESTÁ DISPONIBLE PARA TODOS!
La sanidad está disponible para todos durante toda era del Reino. Es sorprendente que algunos cristianos sigan creyendo que Dios pone la enfermedad en su pueblo. Algunos quizá pregunten: "¿Dios, por qué permitiste que esta enfermedad viniera sobre mi cuerpo?" Ellos sienten que la voluntad de Dios para ellos es que sufran la enfermedad y que no sean sanados. Pero esto no es bíblico. Dios no pone la enfermedad sobre su pueblo. Jesús murió para que pudiéramos ser sanados, aunque hay ocasiones en las que Dios permite la enfermedad, especialmente por rebelión o desobediencia, o para probar la fe en Él. Pero para el pueblo de Dios, podemos esperar vivir en salud y ser sanados de todas nuestras enfermedades gracias a lo que hizo Jesús en la cruz.

Cuando Jesús vino, anunció la llegada del Reino de Dios. En el Reino de Dios, donde mora su presencia y su gloria, no pueden coexistir el pecado y la enfermedad. Estamos en el Reino de Dios aunque ahora no se haya manifestado completamente, pero se puede establecer en nuestra vida y corazón. ¿Cuando? En cualquier momento y en cualquier lugar. Dondequiera que Jesús predicaba el mensaje del Reino, sanaba a la gente. La sanidad acompaña el mensaje del Reino. 
Esta es la era del Reino en la que usted no tiene que estar enfermo, en bancarrota o atropellado por el diablo. ¡Esas son BUENAS NOTICIAS! Usted ya no tiene que estar enfermo, en quiebra o confundido, pues la enfermedad y las dolencias son obras del diablo; en cambio Jesús vino, "y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15).

Cuando usted está en Cristo, confiadamente puede esperar ser sanado. Marcos 16:17-18 dice: "y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán". Así que usted no solamente debería esperar ser sanado, usted también debería saber que puede compartir esa sanidad con los que le rodean. Esa es la verdadera vida del Reino.

JESÚS SANA TODO TIPO DE ENFERMEDAD
La enfermedad y los padecimientos son lo peor que le puede suceder a un individuo. Jesús se preocupa por la gente. Se preocupa por las cosas que convierten la vida abundante por la que Él pago, en algo miserable e insoportable. Por eso no fue problema para Él romper leyes religiosas hechas por hombres y tradiciones añejas, con el fin de asegurarse de que la gente fuera sanada. Tuvo una gran compasión por las personas que vinieron a ser sanadas. En Mateo 9:36, la Biblia dice que "al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor". Jesús se preocupa profundamente de que usted tenga dolor o esté sufriendo. Él no quiere eso para usted. Por eso abrió un camino para que cada enfermedad, padecimiento, malestar, disfunción y dolor fuera sanado y que usted pueda ser restaurado. Cuando Jesús caminó sobre la tierra, no hubo nada que Jesús no pudiera sanar. Cuando se fue, envió al Espíritu Santo, quien opera en nosotros para gozar de toda la salvación que Jesús pagó en la cruz. De modo que sepamos que lo que fue bueno para la gente de entonces es bueno para nosotros hoy, porque Jesús es el mismo ayer, hoy y para siempre (Hebreos 13:8). Dios no cambia (Malaquías 3:6), en Él no hay sombra de variación (Santiago 1:17). Gracias a la fidelidad de Dios podemos confiar en que si sanó entonces, puede sanar hoy.
Mateo 4:23 dice: "y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo". Jesús sanó toda enfermedad o dolencia que tenía la gente que vino a Él, sin excepción. No había nada demasiado difícil para Él. 
Así que no permita que el diablo o el médico le diga que padece algo que es incurable. Quizá sea incurable para el doctor, pero no es incurable para Jesucristo. Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos. -Mateo 8:16
A la luz de este versículo no parece que Jesús le dijera a la gente, que no era la voluntad de Dios que fueran sanados o que Dios quisiera que sufrieran. Nunca dijo: "Dios quiere que usted tenga esto un rato más para enseñarle algo".
El profeta Isaías dice que Jesús llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores (Isaías 53:4). En Mateo 8:17, dice que tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias. 
¿Qué causa dolor y sufrimiento? La enfermedad y las dolencias. Cuando uno no es saludable no puede disfrutar de las bendiciones y la plenitud de Dios. Isaías 53 es el capítulo de la redención y el versículo 5 habla de ser sanado por las llagas de Jesús. La Biblia dice que Jesús recibió treinta y nueve latigazos sobre su espalda y su cuerpo, por lo que hay treinta y nueve categorías principales de enfermedad y dolencia.
Cada latigazo que Jesús soportó se encargó de una enfermedad y dolencia distinta.
La versión literal en inglés de la Biblia de Young, Young's Literal Translation, traduce Isaías 53:4 de esta manera: "Ciertamente él ha llevado nuestras enfermedades y ha cargado nuestros dolores". Dios ni siquiera quiere que la gente tenga dolor. Se gastan millones de dólares en aliviar el dolor. Dolor de muelas, de cabeza, de cuello, de oído, de coyunturas, de espalda; Jesús lo libera a usted del dolor. El dolor no es la voluntad de Dios para usted. Jesús murió para que pudiera ser sanado de la enfermedad y el dolor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario