Muchos creyentes tienen la costumbre de dar gracias antes de cada comida. Al hacerlo, agradecen a Dios por todo lo que les da.
Además, esta oración manifiesta una actitud de humildad, y Jesús nos dio ejemplo de ello. Por naturaleza tenemos la tendencia a considerar que todo lo que compramos es nuestro y que no tenemos que agradecer por ello a nadie.
A Jesús, para alimentar a una muchedumbre de más de cinco mil personas la primera vez y cuatro mil la segunda, le trajeron algunos panes y peces. Era poco, pero un milagro los multiplicó.
Antes de repartir esa comida, en los dos relatos leemos que el Señor levantó los ojos al cielo y bendijo (Mateo 14:17-21 y 15:36).
La intención de bendecir o dar gracias antes de comer es que luego no nos quejemos por la comida que se nos sirve.
Debemos agradecer a Dios no sólo por nuestros alimentos, sino también por todos los bienes que tenemos, por los felices momentos que pasamos en familia, o reunidos ante Dios, y por la paz que reina en nuestro país, si por la gracia de Dios ese es nuestro caso. Con esta enumeración no se acaba la lista de todas las bendiciones divinas, que deben suscitar el agradecimiento de nuestros corazones.El apóstol Pablo exhortaba a los tesalonicenses, perseguidos a causa de su fe, a dar gracias “en todo” (1ª Tesalonicenses 5:18). Todo lo que nos ocurre es permitido por Dios, y aunque ahora no entendamos el motivo de las pruebas, un día lo sabremos, cuando el Señor Jesús nos revele todo lo que hizo por nosotros en el curso de nuestra vida en esta tierra.
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios. 1 Tesalonicenses 5:18
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