Es ajustado decir que todos en alguna ocasión hemos soñado con algo grande, que nadie escapa a esos minutos en los que imagina que todo lo puede alcanzar. Dios permite que soñemos para que nunca nos conformemos con nuestra situación actual y no nos resignemos a ver solamente con nuestros ojos físicos, sino que perseveremos hasta ver las grandes cosas que podemos lograr; pues así como nuestra mente, entendimiento y fortaleza son nuevos cada día, nuestros sueños también son renovados para no ser presas de la rutina y el conformismo, sino para que verdaderamente comencemos a creer que sólo nosotros nos ponemos los límites.
Si algo no te resultó aún, no tienes por qué darte por vencido(a); hay quienes se excusan tras la frase “por algo suceden las cosas”. Sin embargo, debes dejar de ser conformista y no permitir que tus sueños se esfumen.
“Prosperarás en todo lo que decidas hacer y la luz brillará delante de ti en el camino.” Job 22:28
Si estás anhelando lograr algo, comienza, aunque sea poco a poco, a dar todo de tu parte, empieza por hacer lo que sea para lograrlo, da lo mejor de ti. Dios puso sueños en ti, por lo que debes comenzar a trabajar para hacerlos reales, y no importa tu edad, tu oficio, porque no existen límites para lograr lo que deseas.
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