Cuando nació, prematuramente, los médicos les dijeron a sus padres que no esperaran que pudiera valerse por sí misma. Pero actualmente es oradora, ha terminado la universidad y tiene tres libros escritos.
Su aspecto físico la ha hecho objeto de oprobios, llegando a llamarla “La mujer más fea del mundo” y ganándose comentarios muy dañinos. Sin embargo, ella no se ha echado para atrás, no se ha intimidado ni ha desistido de sus metas. En las charlas doctrinales que da, dice que lo que la gente comente no la define, ¿no es una buena enseñanza?
¿Te has preguntado qué es lo que te define? Si pones tu atención en lo que la gente dice, si te desplomas ante la menor crítica, si tu mundo se termina cada vez que algo no sale como tú esperabas, estás listo para fracasar.
Nuestra identidad debe estar en Dios; su Palabra y su propósito para nuestras vidas deben ser el núcleo de nuestros pensamientos y actividades; nuestra vista debe estar siempre puesta en Él y no en las circunstancias.
“Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa. Antes no tenían identidad como pueblo, ahora son pueblo de Dios. Antes no recibieron misericordia, ahora han recibido la misericordia de Dios". 1 Pedro 2: 9-10 (NTV)
No esperes saber quién eres realmente basándote sólo en tu inteligencia, tu físico, posición social o económica. Lo que te define va mucho más allá de las circunstancias. Si pones tu confianza y toda tu energía en cosas pasajeras, puedes estar seguro de que no llegarás muy lejos.
Agradezcamos a Dios por todo lo que sucede en nuestras vidas, lo bueno y lo malo, pero sobretodo porque nuestra identidad no está ahí, sino en aquel que nos amó con amor eterno y que tiene grandes planes para nuestras vidas.
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