¿Qué dice la Biblia del Crecimiento Personal?
“EL SABIO LOS ESCUCHA Y AUMENTA SU SABER…” (Proverbios 1:5)
Aquí hay algunas cosas que necesitamos saber acerca del crecimiento:
(1) El crecimiento no se produce automáticamente
Sólo una vez somos jóvenes, pero podemos ser inmaduros por tiempo indefinido. Todos los años la langosta está forzada a despojarse de su concha; y es una lástima que no nos pase lo mismo a nosotros… Si no nos hacemos responsables de nuestro crecimiento personal, no ocurrirá nunca. El camino hacia las cosas que merecen la pena siempre va cuesta arriba, así que cuanto antes empecemos a subir, antes llegaremos a lograr el potencial que Dios tiene ordenado para nosotros.
(2) El crecimiento de hoy traerá el éxito de mañana.
Lo que siembras hoy, determina lo que cosecharás mañana. Oliver Wendell Holmes dijo: “Una vez influenciado por una idea nueva, la mente del hombre nunca recupera su dimensión original”. Así que, ¿qué vas a hacer hoy para tener más éxito mañana?
(3) El crecimiento es tu responsabilidad.
De niño la responsabilidad de tu crecimiento era de tus padres, pero ahora es tuya. “¿Por qué estamos en este mundo si no es para crecer?”¡Buena pregunta! Sin embargo, pocos de nosotros nos dedicamos a este proceso, porque el desarrollo requiere un cambio y a la mayoría de nosotros nos incomodan los cambios. Pero si no cambiamos, no creceremos, y si no crecemos, en el fondo no vivimos. El crecimiento exige la entrega temporal de la seguridad; implica dejar patrones conocidos y totalmente fiables pero limitadores, un trabajo seguro pero ingrato, valores que ya no cuentan, y relaciones que han perdido su significado. Y lo que más tememos es dar el primer paso, cuando nuestro verdadero temor debería estar en lo contrario”. ¿Puedes imaginar algo peor que vivir una vida carente de crecimiento y mejora?
“…¡ADQUIERE SABIDURÍA! ENGRANDÉCELA, Y ELLA TE ENGRANDECERÁ…” (Proverbios 4:7,8)
Sé enseñable. “Lo que cuenta es lo que aprendes cuando ya lo sabes todo”. Porque cuanto más aprendes, menos piensas que necesitas seguir aprendiendo, con el peligro de que ya no quieras adquirir más conocimientos.
No te quedes nunca contento con tus logros actuales. El mayor enemigo de tu éxito de mañana es el éxito de hoy; pensar que ya “has llegado” porque conseguiste ciertas cosas, ¡es fatal!, te quita el deseo del crecimiento continuo. Las personas de éxito no se quedan cruzadas de brazos “durmiendo en los laureles”, sino que son conscientes de que las ganancias, al igual que las pérdidas, son temporales; comprenden que necesitan seguir desarrollándose si quieren seguir siendo productivos. Ciertas cosas nos llevan a la cima, y otras cosas nos retienen allí. Tenemos que permanecer hambrientos, negarnos a acomodarnos en terreno conocido y a permitir que el éxito se nos suba a la cabeza. Disfrutemos sólo un momento de los retos conseguidos, y continuemos la marcha hacia otros mayores.
Convirtámonos en aprendices continuos. Una encuesta universitaria llevada a cabo hace unos años, reveló que casi un tercio de todos los médicos estaba tan ocupado en su trabajo, que iba dos años retrasado de los más recientes avances en su campo. ¡Que Dios ayude a sus pacientes! Si quieres ser un aprendiz continuo, ¡tienes que apartar tiempo para eso! Henry Ford dijo: “He observado que las personas con éxito avanzan durante el tiempo que otros desperdician”. Llévate tu Biblia, casetes y CDs cuando estés de viaje. Aprovecha cada oportunidad para seguir desarrollándote. El secreto de llegar a ser un aprendiz está en aprender algo nuevo todos los días. “…¡adquiere sabiduría! Engrandécela, y ella te engrandecerá…” (Proverbios 4:7,8)
“POR EL CAMINO DE LA SABIDURÍA TE HE ENCAMINADO…” (Proverbios 4:11)
Vamos a considerar tres cosas más acerca del crecimiento personal:(a) ¡Niégate al estancamiento!
Es tentador quedarse en un nivel de estrés confortable, una economía adecuada y relaciones placenteras, sin la intimidación de entablar relaciones nuevas o entrar en situaciones desconocidas. Todos necesitamos detenernos durante un tiempo para luego seguir subiendo,... descansar y asimilar. Pero una vez que tengamos asimilado lo aprendido, debemos volver a subir; realmente es trágico si lo dejamos de hacer. En caso que eso ocurra, seremos “viejos” – es igual si tenemos 9 o 99 años.
(b) ¡Paga el precio!
Siempre tendrás que renunciar a algo para conseguir lo que deseas , como tiempo para actividades de ocio, como el precio de una formación adicional, y cambios y riesgos constantes. A veces, el crecimiento es sencillamente algo personal, por eso muchos de nosotros dejamos de crecer; porque el precio a pagar resulta demasiado alto. Salomón dijo: “Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia!” (Proverbios 4:7b). Y Teddy Roosevelt dijo: “En la historia, nunca ha habido una persona que llevara una vida desahogada cuyo nombre valga la pena recordar”. ¿Sabes tú de alguna?
(c) Encuentra una manera de poner en práctica lo aprendido.
¡No permitas que el aprendizaje te conduzca sólo al conocimiento, deja que te lleve a la acción! Si no cambias como resultado de lo que estás aprendiendo, es porque o bien no le prestas la suficiente atención a tu plan de crecimiento personal, o estás enfocado exclusivamente en tus obligaciones en vez de en tus posibilidades, o no estás poniendo en práctica lo que estás aprendiendo. Has olvidado el principio, de suma importancia, que dice: “Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos’ (Santiago 1:22).
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