lunes, 17 de febrero de 2014

Oraciones poderosas de la palabra de Dios

"Me empaparé de la Palabra de Dios porque es vida y está llena de poder y es más aguda que espada de doble filo", exponiendo, tamizando, analizando y juzgando los pensamientos y propósitos de mí corazón.


Juan 16.13- Pero cuando Él, el Espíritu de Verdad venga, Él os guiará a toda verdad, porque no hablará por él mismo, pero todo lo que él ha de oír, él ha de hablar y él os hará saber las cosas que han de acontecer.

La Palabra de Dios da discernimiento, luz y comprensión.
Oro creyendo que El Señor me da un conocimiento claro y profundo de su voluntad, y también creo que me da la capacidad de discernir las cosas espirituales. Yo discierno entre el bien y el mal y elijo por mí mismo lo que es correcto.
No tomo parte en el mal, al contrario, me esfuerzo para vivir mi vida en contraste para exponer y condenar las obras de las tinieblas.
Yo he entregado mi corazón a Dios y someto mi voluntad a Él. Medito en sus Proverbios.
Dios me los ha dado para que yo pueda ganar "Sabiduría Divina" y pueda ser capaz de discernir y comprender palabras de comprensión y entendimiento. Mi adoración reverente y mi temor del Señor producen conocimiento, los cuales guardo en mi mente y corazón.
No dejo que la sabiduría y el discernimiento se aparten de mi vista porque son adorno a mi ser interior y un ornamento de Gracia para mi ser. Camino en seguridad y confianza verdaderas y cuando me acuesto no tengo miedo de dormir profundamente.
Dios discierne y entiende mis pensamientos desde lejos. Él busca y revela lo profundo y escondido que hay en mi corazón. Cuando escucho su voz y confieso mis pecados a Dios sin ocultarlos, inmediatamente me perdona y limpia mi corazón de toda maldad. Yo valoro esto porque es su excelencia, para que yo pueda mantener mi corazón puro y sincero hasta que Cristo vuelva.
Deuteronomio 7.9 Conoce, pues, que Jehová tu Dios, es Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones.
TÚ eres el mismo ayer, hoy y siempre. Tu fidelidad no depende de mí. Aunque no crea, o cuando tropiezo dejando de serte fiel, TÚ permaneces fiel a tu palabra y a la rectitud de tu carácter. TÚ eres mi roca. Tu obra es perfecta, y tus sendas son justas y rectas.
Soy feliz, bienaventurado y dichoso porque Dios es quien me ayuda. Él ha hecho el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y su fidelidad es por siempre. Me muestra su bondad cada mañana y su fidelidad por la noche.
El Poder Divino de Dios me provee con todo lo que mi vida necesita y su bondad es conmigo por mi conocimiento de Él en lo personal.
Él me da sus promesas enormes y preciosas. Por ellas puedo escapar de la corrupción y de la decadencia moral presente en el mundo de hoy. Su palabra sale de su boca y no regresa vacía, no regresa sin producir ningún efecto. Por el contrario, logra exactamente aquello por lo cual es proferida. TÚ, OH Señor, eres mi refugio y mi escudo. Pongo mi esperanza en ti, porque tus promesas son fieles a tu palabra. 

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