Una cosa que la mayoría de las personas tenemos en común es estar siempre esperando algo, un acontecimiento, una respuesta, un comienzo o un final, cosas personales, sentimentales, familiares, profesionales, todos y cada uno de los sueños y metas que queremos ver realizados, pero que aunque los deseamos con muchas ganas y entusiasmo, algunas veces son causa de tristeza y desánimo.
Estar a la espera de algo deseado puede ser finalmente algo que causa todo menos alegría, y saber que por el momento no lo tenemos nos hace sentir disconformes o que nos falta algo, y esto, sin darnos cuenta, muchas veces comienza a hacernos daño. Otras veces dejamos de disfrutar lo que tenemos por dedicarnos sólo a pensar en lo que queremos; pasamos tanto tiempo pensando en eso, que en ocasiones lo demás deja de ser importante.
Hay una frase que dice “disfruta lo que tienes, mientras esperas lo que quieres”; que hace pensar que aunque es bueno tener deseos y esperar cosas mejores, también lo es disfrutar de lo presente, y agradecer a Dios por ello.
Quizá estés pasando por una necesidad, o luchando contra una prueba; tal vez lleva poco tiempo o quizás mucho, pero si has puesto tu confianza en Dios no hay nada que deba preocuparte, no tienes por qué estar triste. No importa el tiempo, no importa el lugar, la respuesta llegará en el momento perfecto, lo único que tienes que hacer es DISFRUTAR de lo que hoy tienes y ESPERAR lo que sin duda vendrá, y Dios te mostrará una vez más que toda espera tiene su recompensa.
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