Aunque en diciembre de 1903 los hermanos Wright lograron que un aeroplano despegara del suelo por unos breves momentos, hoy en día hay aviones mucho más grandes y pesados, que pueden mantenerse por muchísimo más tiempo en el aire.
Quizá estos dos hermanos, considerados como los pioneros de la aviación, creyeron que el viento tenía que estar a su favor para despegar, pero hoy está comprobado que un aeroplano necesita sobre todo del viento en contra para elevarse. De haber tomado en cuenta éste detalle, posiblemente el vuelo experimental de 1903 habría durado mucho más.
En la vida real existen muchas personas con una actitud similar cuando tratan de empezar un nuevo proyecto, constantemente esperando a que el viento sople a su favor para llevarlo a cabo.
Pero Eclesiastés 11:4 dice: “El que mira al viento, no siembra, y el que mira a las nubes, no cosecha”.
En nuestros días, existe una gran cantidad de personas que esperan que el viento sople a su favor para empezar algún nuevo proyecto, y quizá esta sea la razón por la cual hoy tenemos ministerios, empresas y misiones que aún no empezaron a desarrollarse, porque se considera que no se cuenta con todo lo necesario a favor para empezar.
Pero cuando una persona espera tener todas las circunstancias a favor para comenzar un nuevo proyecto, corre el riesgo de perder su oportunidad de hacer algo mucho más grande. Una persona con determinación no espera el clima perfecto para salir a sembrar, no espera tener todos los recursos para empezar su misión, no espera tener todo a mano para comenzar un proyecto, definitivamente no espera tener el viento a favor para despegar.
Si tienes la carga de algún emprendimiento que hasta ahora ha estado postergado, porque consideras que no tienes lo suficiente a tu favor para empezar, quizá tengas que considerar el hecho, de que muchas veces el viento en contra es el que ayuda a que las ideas despeguen más alto y duren más tiempo que el viento a favor.
No desfallezcas si por ahora la adversidad sopla con más fuerza en contra, sólo hace falta que deposites la confianza del proyecto en las manos de Dios y empezar a caminar adelante con la mirada puesta en Jesús, el autor y consumador de la fe.
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